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Cataluña o el cuento de nunca acabar

15/05/2024
 Actualizado a 15/05/2024
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Las elecciones en Cataluña, a decir verdad, poco nos han interesado a los españoles, hartos como estamos de la insistencia en los medios oficiales. Una campaña tediosa como una ‘historia interminable’. Si quieren segregarse, que lo hagan de una p. vez. Pero que no sigan mamando de este país (con un reino de Marruecos que nos humilla, esquilma y contamina, ya tenemos bastante). Y lo que digo respecto a los catalanes, me vale para los asesinos etarras y el pueblo que los jalea. Pero no vale la pena seguir con eso.

Ya no cabe la memez de retirarse al cuarto de llorar –como en el mus– para dedicarse a la vida contemplativa y el amor platónico porque, tan quemado como está, si se levanta podría ser definitivamente. Veremos cómo sale de las convocatorias que tiene por delante. El principal sinsabor de Sánchez debería ser, la incertidumbre sobre los pactos suscritos con los separatistas que quieren destruir España. Sería trágico que, después de tantas mentiras y tantos desvaríos no pudiera gobernar, porque de la marmita catalana, todo o nada puede esperarse. A los que de verdad a les importa esta farsa, es a los partidos políticos para observar su deriva y posibilidades respecto a sus antagonistas. También a la clase de tropa: los que ya están en la pomada; los que quieren seguir y los que aspiran a untarse. La viva imagen de ‘El carro de heno’ que se exhibe en el Museo del Prado. 

Unos y otros por razones obvias, mantienen el régimen de los Sánchez que –salvo dinero– nunca han ganado en el ámbito político. En su favor, hay que reconocer la habilidad del presidente para concitar la peor calaña de indeseables, corruptos e incapaces que le apoyen. Pero en esta ocasión algo puede fallar porque, no habiendo cuña peor que de la misma madera, ha depositado su confianza en el Prófugo del maletero; un pájaro es de mal agüero que comparte sus mismas artimañas. Ninguno de los dos es fiable, pero de creer las palabras de Puigdemont, «no viene a negociar» sino a «gobernar». 

Ambos han conculcado todas las instituciones del Estado en su sed de poder. Si fuera una película podría titularse ‘Sed de mal’ de Wells. En su versión cómica, ‘Entre pillos anda el juego’ y más auténtica, ‘La matanza de Texas’, con la motosierra dispuesta para desmembrar este infortunado país.

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