Angel Suárez 2024

La catedral en la red

12/10/2024
 Actualizado a 12/10/2024
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Existe una gran preocupación entre los expertos y en la sociedad en general sobre el uso abusivo de las nuevas tecnologías, especialmente por los jóvenes, en mi opinión totalmente justificada. En uno de sus recientes libros, la psiquiatra de moda, Marián Rojas, se dice sorprendida por la cantidad de jóvenes que ve en consulta «con una apatía desmedida, desilusionados, en los que no hay forma de activar su atención y motivación», como consecuencia de su adicción a las redes sociales.

Sin embargo, no todos los adolescentes las utilizan como medio de alienación. Carmen Sáenz de Pipaón Serrano, de 16 años, gestiona «La Pulchra» o @catedraldeleoncuriosidades, una cuenta de Instagram sobre curiosidades relativas a nuestra catedral en la que publica, en español y en inglés, píldoras de información realmente sorprendentes sobre este espectacular templo por el que siente auténtica fascinación. El medio le permite acompañar los textos con vídeos, fotografías, música y voz en off.

Autora del logo y voz de sus «reels», Carmen cuenta con la ayuda de su padre y de su tía para seleccionar textos y música, y de su prima Lucía, que también ha prestado su voz. Todo un trabajo de equipo realizado en familia.

En muy poco tiempo Carmen ha conseguido 600 seguidores, y algunos de sus «reels» han obtenido más de 166.000 visitas. Sabemos que, por desgracia, sería totalmente imposible alcanzar tal difusión publicando el mismo contenido en el mejor de los libros. Carmen y su familia están dando visibilidad a las maravillas de la catedral de León por todo el mundo de una forma que ningún autor conseguiría.

Gracias al perfil «La Pulchra» hemos podido enterarnos, entre otras muchas cosas, de que nuestra catedral, como la Universidad de Salamanca, también tiene su rana, de que aparece en la obra maestra de Berlanga «Bienvenido Mister Marshall», y hemos conocido la dramática leyenda de la aparente maldición de los arquitectos que intervinieron en la restauración del siglo XIX, tres de los cuales fallecieron durante los trabajos y un cuarto acabó en el psiquiátrico.

Animo a todo el mundo a conocer «La Pulchra», y a comprobar que el peligro, por lo que se ve, no está en las cosas en sí mismas, sino en el uso que hagamos de ellas.

 

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