12/04/2023
 Actualizado a 12/04/2023
Guardar
Ahora que la santa semana leonesa ha terminado, de nuevo la iglesia entona su «gloria in excelsis…» y este laico tararea su «gloria in urbe»; ahora que han cesado los tararís, rataplanes y porompones de las bandas, musicales, por supuesto; ahora que las cuasi idolatradas imaginerías ha vuelto a sus más o menos honrosas moradas; ahora que, previo oreo o limpieza precisa por haberse mancillado de los condumios o bebercios necesarios para el lento y continuo penitenciar, túnicas, cíngulos, capillos y capirotes han vuelto a sus armarios o baúles; ahora que se han ido las catervas foráneas infiltradas por nuestro cuerpo diplomático migratorio dada la leonesa estructura productiva, habiendo aflojado unos y otros el parné para beneficio, en especial, de cabildos, hosteleros, hoteleros e insolidarios asimilados, es decir, los de la cosa turístico habitacional en negro nada triste ni luctuoso y bote, gracias, que es que nos fríen a impuestos o en «cash» que blanquea la modernidad en sus «businesses»; ahora que el pagano pasacalles genariano se ha disuelto sin que requiriese intervención alguna de los antidisturbios que, se dice, fueron traídos de allende de los lindes provinciales por si, entre otros posibles motivos, los orujos enardecían en exceso el penar de tanto descreído gentil; ahora que han finalizado las ferias mayores y cada cual ha retornado, ora con gozosa pasión, ora con mustia resignación, a la procesión que va por dentro, quizá sea el momento de que este agnóstico hasta de sí mismo pregunte a quienes duda que contesten sobre algo que, en su laico y, sin duda, corto entender, no llega a comprender.

¿Si la libertad religiosa es un derecho individual (Constitución, art. 16.1) y España un Estado no solo aconfesional (C.E. art. 16.3), sino laico «por omisión» al definir en su artículo 1.1 que «España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político», por qué han de participar en actos católicos –o de otra religión si hubiese caso– concejales, policías municipales y miembros de los cuerpos de seguridad del Estado con los galanos atuendos propios de su condición pública que no privada?

Profese cada cual a título privado la fe que quiera o ninguna, pero como representantes del Estado a «establecer la justicia, la libertad y la seguridad y promover el bien de cuantos lo integran…» que buena falta hace y dejen limpias las bautismales pilas.

Buena semana hagamos y tengamos. ¡Salud!
Lo más leído