13/03/2025
 Actualizado a 13/03/2025
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Tengo una madre que es muy andarina. Por eso se conserva en una forma excelente para la edad que tiene. Lleva haciéndolo varios años, desde que vivíamos en León y no dejaba barrio por recorrer. Lo aprovechaba para ir a misa cada día a una parroquia distinta y a fe mía que las conocía todas, hasta tenía un ranking de curas que le caían mejor. Ahora en Vegas hace lo mismo. Va todos los días (cuándo hace bueno y no llueve), hasta Barrio de Nuestra Señora, mayormente para tomarse un café dónde Pablo, porque dice que es el mejor de la comarca (¡hay Señor, que error!), y por la tarde repite la misma cantinela andando por Vegas o en casa.

Pues una vez, en León, cuando volvía para el piso, por la calle San Juan, cruzó por el medio de ella, sin tener en cuenta que a diez metros había un paso de cebra; los de Vegas y los de Villafranca de Bierzo, ambas villas cabeceras de comarca, vamos siempre por el medio de la calle; los coches, las motos o los tractores, que se jodan y que esperen..., por lo menos esa es la teoría. Pues resultó que un motero de los que siempre tienen prisa no la atropelló de puro milagro y tuvo la osadía de echarla una bronca. El caso es que a cien metros el motero pilló el semáforo del cruce con José María Fernández en rojo, con lo que no le quedó más remedio que parar. Y ahí llegó mi señora madre, algo enfadada por la regañina que le había caído un minuto antes, y le espetó: «¡Tanta prisa que tenía usted y aquí está, parado!»...; se armó Troya..., porque el tipo, seguramente un yuppy celulítico con muchas ínfulas y mal follado, no dejó un familiar de mi madre, y mío, por mentar de la peor manera posible. Ella, impertérrita, siguió su camino sin volver la vista atrás y la faltó tiempo para contarme la jugada en cuanto me vio. Yo, claro, la reñí, no por la salida que tuvo con el motorista, sino por no pasar por el paso de cebra. Como intuiréis, no me hizo ni puñetero caso y, a día de hoy, sigue cruzando las calles por donde la ella la parece y nunca, nunca, por el dichoso paso; es una costumbre que la pobre llevará a la tumba y esperemos que esa cabezonería no adelante el momento en que tenga que dar cuenta a San Pedro de sus trabajos en la tierra.

Como este ejemplo, muy de andar por casa, nunca mejor dicho, también suceden en las normas que rigen la sociedad: a la costumbre se llama, en derecho, ‘Ley Consuetudinaria’, y viene a ser una aplicación del ‘derecho natural’, el que nace del sentido común, que, como todos sabéis, es el menos común de los sentidos. Es este tipo de Ley tan universal que los ingleses no tienen una Constitución escrita, como nosotros o los yanquis, sino que se rigen por todas las normas que a lo largo del tiempo se han aplicado en su nación.

Uno no sabe si es mejor la costumbre o la norma escrita, pero parece que a los británicos no les ha ido tan mal en la historia, mayormente porque, como los americanos, su máxima en la vida es el negocio y todo lo demás es tierra conquistada. En lo de aplicar el sentido común a los quehaceres diarios, no estaría mal que nuestra camada de haraganes que tienen el poder, la aplicasen de vez en cuando. Así nos libraríamos de mil leyes que van, lo mires como lo mires, contra ese sentido común que tanto alabamos y que tan poco practicamos. Como no quiero crearme más enemigos de los que ya tengo, excuso poner, letra sobre letra, todas las cuestiones en las que, como yo, estáis pensando, pero, creedme, dan para escribir un libro que pesase un quintal. A estas alturas de la película, perdonadme, uno está hasta los huevos de escuchar, día sí, día también, las tonterías habituales de «Libertad», «Igualdad» y «Democracia», quimeras que algún imbécil ideó y que nunca logró implementar en este desquiciado mundo. ¿Qué libertad puede tener un paisano que cobra el salario mínimo? ¿De qué igualdad hablamos si mi hijo, que es listo como él hambre, tiene que estudiar en la Universidad de León (pongo por caso), y el hijo de mi vecino, que es un tonto a las diez, puede hacerlo en Oxford porque su padre es multimillonario? ¿De qué democracia hablamos si un polaco o un vasco reciben del Estado todo y más y un leonés tiene que soportar el yugo pucelano o burgalés? Pensadlo, por favor.

Salud y anarquía.

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