Realmente sí, celeste es un color, un nombre de mujer y el título de una serie de televisión llamada al reconocimiento de expertos cinéfilos y serie-yonquis. Destaca el papel protagonista magistralmente interpretado por Carmen Machi. No soy mucho de recomendaciones porque las opiniones son como los culos, cada uno tenemos el nuestro. Sí he de decir que a mí me gustó y lo que es más importante y motiva esta humilde reflexión, me hizo meditar sobre el pago de impuestos, su impacto en la sociedad y las posiciones que hay al respecto entre los muy diversos ciudadanos y ciudadanas de este país. En concreto hay una escena que me parece muy representativa de la distancia que existe entre la realidad de nuestra vida y la ensoñación en la que vivimos, a veces por voluntad propia para evadirnos de una existencia llena de calamidades o porque se empeñan e invierten mucho dinero en alienarnos, ya que es sabido que un pueblo que no lee, no se informa, no piensa, ni razona, es un pueblo fácil de manipular. En la escena en cuestión, Sara, inspectora de hacienda al borde de la jubilación, investiga el caso de su vida, indaga cómo demostrar la evasión de impuestos de una afamada y querida cantante. Para ello mantiene una entrevista con la madre de un joven fanático admirador de la artista.
La madre defiende a su hijo y se niega a dar la información que posee, fruto del incesante seguimiento que le realiza su hijo, sobre la supuesta defraudadora a la inspectora. Porque «ella es buena» y «hacienda la quiere dañar» y argumenta que su hijo padeció cáncer y la visita y carta de la cantante fue el motivo por el que su hijo luchó y superó su grave enfermedad. Sara contesta que su hijo no superó su enfermedad gracias a ‘Celeste’, sino a la sanidad pública y a los caros tratamientos y cuidados que no hubiera podido costearse si no existiera y que existe gracias a los impuestos. Los 20 millones de euros que adeuda la artista podrían suponer la supervivencia de mucha gente aquejada de distintas enfermedades. La ojiplática cara de la madre mirando a la inspectora lo dice todo. Ni sabe ni quiere saber, la atención médica la da por supuesta, eso sí, hasta que falta, el gesto amable de una famosa auto-promocionándose es un hecho loable y merecedor de ser venerado y, por supuesto, la funcionaria haciendo su trabajo es la mala de la película.
La familia del fan es una familia humilde de un barrio periférico de Madrid. ¿Cómo puede alguien proceder de forma tan claramente en contra de sus propios intereses? O incluso de su propia supervivencia, que estaría en peligro sin los servicios públicos que disfruta. Pues esto es ficción pero, como es habitual, la realidad la supera. Hay quienes alzan la voz para reclamar ayudas y servicios y a la vez apoyan políticamente a quienes abanderan la bajada de impuestos que solo beneficia a quienes tienen que pagar mucho, porque mucho tienen y pueden costearse los servicios esenciales. Se podría disertar sobre cómo hacer el sistema fiscal más progresivo y justo y, sin duda, estaría bien abrir ese debate pero lo que me parece axiomático es que en una sociedad democrática y justa es imprescindible un sistema fiscal que garantice la igualdad en los servicios esenciales y que paguen más los que más tienen. Celeste no es un color pero puede ser un buen ejemplo de que la Libertad con mayúsculas no es hacer lo que te dé la gana, ni irte de cañas en medio de una pandemia mundial, la Libertad es el derecho a decidir libremente y a no ser esclava y para ello es imprescindible la igualdad de oportunidades que garantizan nuestros impuestos.