Está ese hombre
de voz grave y educada,
que habla de cine los martes.
Y que te reconcilia con la vida
y su belleza furtiva
(en el eterno noviembre de León).
Ignoro su nombre,
su semblanza
y su linaje.
Me lo imagino
propenso al sosiego
y la caballerosidad.
Como el cónsul de un país
amado por John Huston.
Cautivándonos
con su voz parsimoniosa
en el Teatro San Francisco.