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Coge ventaja el día

15/03/2023
 Actualizado a 15/03/2023
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¿Y si fuéramos como los árboles, las flores y las estaciones?He salido de casa a trabajar y ya no se aprecian las farolas, uno ya no se siente furtivo, juerguista o condenado, como se siente uno cuando sale de casa a trabajar y es noche aun cerrada y lleva las solapas del abrigo levantadas y la mirada agachada, pegada a la acera, sin saber con quién se cruza, porque en la cabeza pesa igual que el plomo un solo pensamiento, el de la hora de regresar a casa y volver a meterse en la cama. Hoy, sin embargo, en las paradas de bus la gente estaba más despierta, los niños iban al colegio de las manos de sus padres sin arrastrarse y los que salen a correr ya no parecían seres tan extraños, extraterrestres de colores fosforitos. En la carrera eterna entre la noche y el día, coge ventaja el día, con fuerzas renovadas, se adelanta, nos alfombra las horas antes de que salgamos de casa y su luz nos alivia la dureza del asfalto.

El campus, al llegar, ya no parece una ciudad abandonada por una fuga radioactiva y lo estudiantes no son sísifos castigados a arrastrar las rocas de sus libros por las laderas de las aulas. La ventaja que ha cobrado el día, la luz que va ganando y los prunos florecidos igual que cabelleras de algodón de azúcar transforman el paisaje, la mirada y el ánimo que ha dejado de ser el de un mundo cansado, que fenece, y coge al vuelo la esperanza y las expectativas que trae consigo la mañana.

Últimamente he leído en los periódicos noticias, entrevistas, artículos sobre la posibilidad de ser eternos, de vivir más años, de al menos centenarios. El gerontólogo Aubrey Grey habla de que el envejecimiento se puede detener, que el próximo paso será rejuvenecer y que en el futuro todos tendremos, tendrán, veinte años y serán eternos.

No es el único que lo dice. Parece tentador, aunque no estoy seguro, las dudas me surgen de ‘El inmortal’, un cuento de Borges que les recomiendo lean. Pero sí me pregunto sobre la posibilidad de, en lugar de ser flechas disparadas cada vez más lejos hacia Dios o la nada, fuéramos como los árboles, las flores y los días, que cada primavera se renuevan.

Felicito hoy a mi hijo León, que mañana cumple años y no piensa en nada de esto ni falta que le hace. ¡Felicidades!
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