Con la palabra ‘pensionista’ estamos haciendo referencia a casi diez millones de españoles y españolas. De entre ellos, un número considerable tiene una buena pensión. Y, habida cuenta de que ya no tienen que pagar hipotecas y que tiene sus hijos criados, se defienden bastante bien, aunque no suba la cuantía de la pensión. Otros, en cambio, lo tienen más difícil, pues sus pagas son más pequeñas y tal vez tengan que ayudar no solamente a sus hijos, sino a sus nietos, como suele ocurrir en tiempos de crisis.
Lo cierto es que cada día resulta más difícil hacer frente al pago de las pensiones y no sabemos hasta qué punto son sostenibles. Mucho nos tememos que tal y como va la vida, las futuras generaciones no van a tener la misma suerte que sus padres y abuelos. Pero diez millones de pensionistas son diez millones de votantes y eso hace que los políticos piensen sobre todo en el voto que puedan recibir o perder en el momento presente, obviando el futuro. Recuerdo, en las últimas elecciones, que un señor decía que no sabía a quién votar. Y otro le dijo: ¿Quién te da la pensión? Entonces el señor respondió: Tienes razón. Ya no tengo duda. Como si la pensión fuera un regalo del gobierno de turno.
Quizá algún día, con todo dolor de corazón, no quedará más remedio que congelar o incluso bajar las pensiones, con el fin de que no desaparezcan. Pero, ¿quién le pone el cascabel al gato? No es el caso del presente, pues todos los políticos coinciden en que deberán subir de acuerdo con la subida del IPC. Para que esto suceda solo es cuestión de que el gobierno se lo proponga. Entonces ¿por qué la derecha no ha aprobado esta subida? Porque junto con esta propuesta han metido en el mismo saco otras propuestas inaceptables. Es como si alguien te dice que te invita a comer marisco mezclado son carne de sapo. Por mucho que te guste el marisco, no puedes aceptar. El gobierno con esta artimaña pretende vender que la derecha no quiere subir las pensiones. Pero lo que quiere la oposición es que se vote la subida sin mezclar con otros sapos. ¿Se darán cuenta los pensionistas de esta maniobra tan sucia y torticera, de cómo son manipulados y utilizados y de la trampa saducea que Sánchez ha tendido a la oposición?
Pregunta final. ¿Los que tienen fama de grandes consumidores de marisco movilizarán a la gente para que salga a la calle a protestar? Todo es posible. Lobos de la misma camada se juntan. La pena es que, en contra de nuestra voluntad, ellos se comen el marisco y a nosotros nos dejan los sapos.