Asistí a una conferencia impartida por el Dr. Javier G. Norro organizada por la asociación Activos y felices en la sede del Aula Cultural de Renta 4, y me encantó. Ante una sala abarrotada, trató de cómo afrontamos el proceso de la muerte. Comenzó contando su propia experiencia, de cómo con sesenta y cinco años, después de ejercer la medicina, se encuentra con el cáncer y va cuestionándose todo hasta convertirse en un especialista en el acompañamiento en la muerte como voluntario de Metta-Hospice.
«Porque se trata de normalizar el proceso de morir, como una parte inherente de vivir, a través del encuentro con personas, en un ambiente relajado, para hablar de la muerte y de otros aspectos importantes relacionados, para que podamos elegir conscientemente cómo queremos vivir y cómo queremos morir». Y citó varios libros: ‘Hablar de la muerte para vivir y morir mejor’, de Montse Esquerda; ‘Los dones de la vejez’ de Kathleen Dowling; ‘El libro tibetano de la vida y de la muerte’ de Sogyal Rimpoché o ‘Antes de partir’, de Bronnie Ware. Seamos conscientes de que lo único constante en la vida es el cambio y que somos vulnerables: «La irrupción en la vida de lo inesperado desagradable es inevitable». Y en nuestra sociedad hay un tabú con la muerte: «Las personas mueren mayoritariamente en hospitales, velamos en tanatorios impersonales en las periferias de las ciudades, evitamos que los niños vayan a las ceremonias fúnebres o cambiamos de tema… En definitiva, nuestra sociedad ha perdido la cercanía y la familiaridad con la muerte». Y es una pena porque, aunque cualquier proceso de cambio puede producir miedo, deberíamos afrontarlo: «La próxima vez que te encuentres con el miedo, considérate afortunado. Porque se trata de aprender a morir para aprender a vivir». Y ¿qué es vivir?: «Atravesar procesos de cambio, afrontar conflictos, pero también detenerse a observar el horizonte, decidir hasta dónde avanzar y encontrar sentido en el cambio».
Acompañar en el proceso de la muerte, un privilegio, «significa presencia, acogida, compasión y trascendencia».