Como esos 'hilillos' del gas

11/03/2025
 Actualizado a 11/03/2025
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El todo vale no vale para todo ni con todo. Y la palabra accidente muchas veces muere al abrigo de una causa evitable. Casi nunca es la falta de suerte la que está detrás de un suceso. Por eso, cuando una excavadora pincha una tubería de gas en medio de una obra municipal que toca a más de medio millar de domicilios, se le escuda a la primera, a la segunda no se le acaricia y a la tercera, se le saca la roja. Tres veces en 11 días son muchas veces y pocos días para soportar el temblor al oler a gas en Ponferrada. Y las zanjas siguen abiertas, por estadística, que la tercera medalla fuera la última, no es matemática pura. Hay quien dice que detrás del pinchazo está la prisa, otros que la mala praxis y los hay que hablan de accidente. Pero lo que no es es un aquí no pasa nada. Pasa mucho, porque el rigor en el control y preservación de la seguridad de los vecinos es uno de los principios básicos de toda política. Ponerlos en peligro al levantar una acera es un axioma que no se puede contemplar ni como riesgo de mejora ni como posible daño colateral. No son los «hilillos» de fuel que manchaban todo un mar descosido, rebajando al diminutivo un problema que se convirtió en lema. No son toques en la puerta para enseñar la patita sin más transcendencia que la de la anécdota del miedo. Es un peligro latente. Y que late consistente, con salud, vivo. Hay que rebajar la dosis de cafeína a ese corazón de ciudad que busca la salida rápida a problemas que no considera complejos. Si la tubería requiere un trabajo fino para esquivarla, a afinar. Si la maquinaria no vale para la ingeniería de detalle, hay que corregir los tamaños. Vamos, que la cuarta no solo va a hartar al primer edil, como dijo sin tapujos que padecía. Un mal de «hartura» que espera curar con sanciones que pongan en su sitio la dejadez de las adjudicatarias. Ponferrada no se puede permitir ponerse en peligro en pos de la modernidad, es un doble pago serio que no se puede ni instar ni dar de paso. A la cuarta no puede ir la vencida. La cuarta no debe suceder ni por asomo «nunca máis».

 

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