¿Cómo se llama la película?

31/12/2024
 Actualizado a 31/12/2024
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No sé cómo mirar este vaso a rebosar de 2024 después de que el vidrio se empañara tan de pronto en su final. No tengo reproches para cada gota pero sí para las que, al mezclarse con el agua que engordaba los días, han reventado su trasparencia en un caos de colores grises. No quiero cotejar al bebé de hace 12 meses con el abuelo actual, ni comparar canas con mofletes rollizos. Pero se va sin las ganas que traía en la mochila y deja ese sabor amargo del contagio del llanto, aun intentando ponerle el velo del mañana por encima. Se va un año en el que, en la fila del debe, se queda casi todo y, en la del haber, faltan los órganos vitales para que una comarca pueda respirar.

Somos un territorio inacabado por sentencia firme, y eso no hay tribunal que lo levante. Comenzamos viendo como los políticos se remangaban las camisas para sacarse de los antebrazos el esfuerzo por una sede nueva del Consejo Comarcal, por un nuevo centro de salud, por radioterapia, por conseguir que Tvitec tuviera su nuevo horno funcionando, porque el hidrógeno verde pusiera los pelos de punta a las energías fósiles, porque las renovables fueran fuente de empleo, porque Endesa cumpliera con su plan Futur-E, ahora convertido en el Futur-DKK. Se han sacado fotos en blanco y negro pidiendo el inicio de la A-76, salir del nudo que ahoga tanto el Manzanal. Se ha mirado alto para espabilar después y ver la lucha sin cuartel por hacerse ver. Hemos tenido que tirar del lema El Bierzo existe y agarrado con las dos manos la cara de los que vienen solo a rendir pleitesía a los suyos y a criticar a los de otros para obligarles a que nos miren a los ojos. Y aún se escuchan los ecos vivos de: esta es la apuesta firme que tienen desde Valladolid por nosotros. Una apuesta que se sepulta en el discurso de que, lo que no tenemos es porque no existe. No hay médicos, no hay profesores, nos falta mano de obra cualificada porque no la hay o no quiere hacer parada en una Zona de Difícil Cobertura. Somos una ZDC, que eso sí lo queremos, no una Zona de Bajas Emisiones, ZBE, que eso no, porque dicen que no beneficia más que a los bucólicos poetas que salen a pasear por una ciudad que recorres de arriba abajo entretenido y ciego por las luces de navidad. 

Pero el vaso nos dio algún buen trago como el estreno del primer colegio mayor o el relevo de Bosque del Año con un segundo verjel, el Zofreral de Cobrana, que coge la corona del Soto de Villar. No apagan la sed, pero al menos dejan un saborcito menos avinagrado al pasar por el gaznate. 

Te vas 2024 y te llevas contigo a mi centenaria sonriente con su esperanza inconsciente de inmortalidad. Aun así, dejas un poso de nostalgia por el tiempo compartido. Y esto acaba casi como empezó: Se abre el telón y aparecen cuatro números nuevos con una rima chuminera, ¿cómo se llama la película? 

 

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