11/07/2021
 Actualizado a 11/07/2021
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Ser neutral en una situación de opresión es situarse junto al agresor. Poco debate admito en esto y no me importa si eres o no parte de quien esté oprimido. Si no actuas, eres cómplice. La mujer con la que vivo actualmente ha llegado a casa y me ha preguntado: «¿Qué sientes hacia los homosexuales? ¿Indiferencia, te caen bien, no lo aceptas…? ¿Y tienes amigos que lo son?». Tras mirarla con el ceño fruncido unos instantes, he decidido responder la verdad: no tengo ninguna opinión porque los veo igual que a los heterosexuales. Tras ello, aunque apenas tenga importancia, he apostillado que la mayoría de mis amigos pertenecen al colectivo LGBT y que es lo más natural del mundo. Me da completamente igual quien seas, a quién ames, con quién te acuestes, de dónde procedas o qué religión practiques, solo quiero que respetes y trates a todo el mundo por igual aunque no tengan nada que ver contigo. Si no eres capaz de esto, conmigo no tienes mucho que hacer. Cuando una opinión vulnera o atenta contra personas y derechos humanos fundamentales, es discriminación y, por consiguiente, no es tolerable.

No formo parte del colectivo LGBT, pero cada golpe asestado contra Samuel Luiz –y contra todas y cada una de las víctimas de agresiones homófobas– hasta culminar con su asesinato me duele. Tampoco soy una persona racializada, pero me cabrea que se niegue la asistencia a personas por su color de piel. Soy mujer y cada víctima –física o psicológicamente– me cala profundamente. No hace falta llegar a extremos mortales para reivindicar la importancia que tienen todas las vidas y con pequeñas acciones también se llega lejos. Quizá, con suerte, no te veas presenciando un asesinato, pero cuando tu colega chista a una mujer por la calle, párale los pies. Cuando tu cuñado hace un chiste homófobo, no se lo rías. Si insultan a alguien por su género, color de piel, religión, orientación o identidad sexual, etc., sal en su defensa. Solo mediante la educación y el respeto tendremos una sociedad igualitaria. Hasta que eso no suceda, todos seremos cómplices.
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