22/06/2024
 Actualizado a 22/06/2024
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Sin darnos cuenta hemos llegado al 21 de junio, el cambio de estación. Cuando era adolescente (suponiendo que haya superado esa etapa) por estas fechas ya llevábamos algún tiempo yendo a clase en manga corta. El sol, el calor y el olor a verano contrastaba con la penosa obligación de trasladar una mochila cargada de libros al aula. Después de comer ni el profesor podía escapar al sopor estival, lo que nos permitía ponernos los auriculares y escuchar la Vuelta a España sin represalias.

Pero ahora la izquierda globalista se ha inventado el cuento del calentamiento global, de modo que llegamos al verano con un frío del carajo y el cielo regalándonos chubascos cada dos por tres.

Tuve el privilegio de vivir en Oviedo durante cinco años. Frente a todas las ventajas que ofrece esa magnífica ciudad, había un inconveniente que resultaba casi insuperable para un leonés: levantarse todas las mañanas con la nube en la coronilla. Aquí estamos acostumbrados al frío, he tomado de tapa sopas de ajo en el Barrio Húmedo en agosto, pero incluso durante el invierno, con temperaturas bajo cero, disfrutamos de ese cielo de un azul que sólo se ve en León. Cuando un leonés pierde eso no puede evitar que el ánimo se le venga abajo.

Y precisamente así es como recibimos este verano, con el ánimo bajo, percibo que no me pasa sólo a mí. Añadamos a la circunstancia climática que algunos de nosotros no hemos alcanzado el peso que nos habíamos propuesto para poder ponernos el bañador sin asustar a los niños y que tampoco tenemos los ahorros que esperábamos para poder disfrutar de un veraneo en condiciones.

Con todo, la temporada nos trae motivos para la alegría: una joven selección de fútbol que no despertaba grandes esperanzas lo está bordando en la Eurocopa. Y los toros, esta misma tarde podremos ver el Castella, Perera y al Fandi, que seguro que mantendrá su viejo idilio con nuestra plaza.

Claro que si usted es de esa izquierda que odia a España y los toros tendrá que privarse de la Eurocopa y de la fiesta nacional. Le recomendaría los fuegos artificiales (a la izquierda le encanta el artificio), pero ya no hay, los han cambiado por motorines voladores con luces para que no se asusten las mascotas.

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