La una: me extraña mucho, es más, no me explico cómo no se ha conmovido de satisfecha alegría el mundo político todo; desde el más minúsculo, pelado y cotidiano mundo patrio al más mayúsculo, capital y diario mundo del país, ante la verdad hecha pública, arengada y proclamada en alguna periodística primera página, cual descubrimiento filosófico-político fuera, por la barquera –perdón, en qué estaré pensando; va a ser necesidad de mar–, por la presidenta de Madrí Madrí Madrí y su Partido Popular al chotear que «sin prensa libre no hay democracia». Se está, sin duda alguna, cayendo en el sectarismo. Una verdad, por obvia que sea, ha de celebrarse, ¡siempre!, la diga quien la diga y haciendo caso omiso de los tafetanes que porte la botera en la barcaza, por bocazas que se le pueda tener y aún más si se repara desde qué puerto ha zarpado, qué rumbo trae dicha lanchera. Y conste que es la frase o titular obviedad que no sólo no discuto ni dudo, sino que avalo.
Pero, ¿acaso nadie ha sido capaz de ver, de apreciar el cambio que tal afirmación supone en la más destacada, atroz e incombustible lideresa fetén que todas las derechas de la España una, grande y libre, tienen? ¿Es que nadie ha percibido la evolución habida desde lo que pensaba Manuel Fraga (padre fundador de la cosa Popular) en cuya Ley de prensa e imprenta (Ley conocida como suya –Ley Fraga– como la calle) que rezaba –nunca mejor dicho– que con dicha Ley no se hacia otra cosa «que cumplir los postulados y las directrices del Movimiento Nacional… de acometer la edificación del orden que reclama la progresiva y perdurable convivencia de los españoles dentro de un marco de sentido universal y cristiano, tradicional en la historia patria»?, (descanso y cubrirse). ¿Quién puede, tras tal obviedad y los dislates de los líderes populares (ella misma, Feijóo, el gran cínico y falaz Aznar), dudar que involucionan inadecuadamente hacia sus más auténticos orígenes? ¡Joder qué tropa!, que dijeron sus ejemplares Conde de Romanones y M. Rajoy.
La otra: Mañana se celebran elecciones a rector en la Universidad de León, mi casa profesional durante tantos años. Ojalá, gane quien gane, no olvide nunca dicha institución que, como proclamaba la LRU, en ella debe arraigar «el pensamiento libre y crítico y la investigación». Que ella debe ser «instrumento eficaz de transformación social, al servicio de la libertad, la igualdad y el progreso social para hacer posible una realización más plena de la dignidad humana». ¡Sea, sea!
¡Salud!, y buena semana hagamos y tengamos.