Más apasionante fue el último congreso del Partido Comunista Chino, sacando a Hu Jintao, predecesor de Xi-Jinping, para humillarlo. Generó teorías y adivinos de los designios del dictador. Lo de este fin de semana, el habemus Sánchez 2027, ni eso, tantas consignas, tanto de lo mismo y tan desgastado. Lo único que generaba expectación era la posibilidad de que irrumpieran los GEO a detener a alguien.
Rompedor hubiera sido Aldama entrando a lo Steve Austin, o Koldo y Ábalos como Triple H y Shawn Michaels señalándose el paquete. Estuvo Zapatero, aleccionador tan, tan pausado que te lo crees, a pesar de ser lobista chino y servidor de cualquier sanguinario latinoamericano que se le aparezca. También Pepe y Manolo, alias los arquitectos de los ERE. Los mencionó a todos ese Juan Espadas con pintas de haberse corrido una juerga de cuatro días. En mis primeros recuerdos, la mayor vergüenza del país era la corrupción, resulta que la indignación se daba, no por el hecho de robar, sino debido a que los choros no eran suyos; sólo podemos nosotros, fachas. Todos los apartados de hoy, pórtense bien, pueden ser los glorificados de mañana.
No debatieron nada porque ‘pah que’. Sánchez pincha, corta y degüella, en base a sus socios y su supervivencia, que viene siendo lo mismo. Como un chulo socialista. A aclamar como norcoreanos, porque tú puedes ser el siguiente, y a esperar el funeral. Cerdán, ese indolente agente de la Stasi, se queda porque ser sospechoso ahora es mérito, Marisú también, digna sucesora de su estilo político, y entra Cendón. Hicieron esos coloquios de gente sentada para repetir lo mismo de cada día, como si fuera en la hora del té, pero gritando contra todo lo que se menea. ¿Colofón? El anuncio rutinario ahumado de vivienda y una votación a la búlgara.
Diez prefirió las luces navideñas a este guateque de bien pagados. De tener que elegir yo me decantaría por el congreso de los tontos de pueblo de ‘La Última Noche de Boris Grushenko’ (Woody Allen, 1975). Sigo optando por la ficción antes que la realidad, aunque la frontera sea cada vez más imperceptible.