01/06/2024
 Actualizado a 01/06/2024
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Arranca este fin de semana una época marcadamente eucarística, en la que quien no tiene una primera comunión participa en alguno de los actos de celebración del Corpus Christi, que en nuestra ciudad empezarán este domingo con la tradicional misa y procesión y finalizarán el siguiente con el Corpus Chico o Minerva Grande, preciosa fiesta de enorme raigambre leonesa.

En la provincia también se celebran Corpus notables, entre los que destaca el de Laguna de Negrillos, con su San Sebastián, sus venias, sus danzantes y sus birrias.

Como todas las celebraciones citadas son bien conocidas por los lectores leoneses y ocupan ya amplios espacios en los periódicos, nos trasladaremos un poco más al sur, a la ciudad de Béjar, que no en vano formó parte del Reino de León durante parte de la Edad Media, y que aún integraba la Región Leonesa cuando nació quien esto escribe.

El Corpus de Béjar es Fiesta de Interés Turístico Internacional, la ciudad se engalana con flores y colgaduras a lo largo del recorrido de la procesión, y el suelo por el que desfilará el Santísimo se cubre de tomillo bendecido. Finalizada la fiesta, los bejaranos recogen y conservan el tomillo, ya que se le atribuyen propiedades místicas y curativas. También se recibe la procesión en diversos puntos de su recurrido con alfombras de sal coloreada y, como en nuestro Corpus Chico, con altares y monumentos que preparan y decoran familias, hermandades y congregaciones religiosas.

La rareza del Corpus bejarano consiste en la participación en el desfile de los hombres de musgo. Para llegar a ser uno de ellos es necesario aguardar durante mucho tiempo en una larga lista de espera. Se trata de la celebración de la recuperación de la ciudad cuando estaba en manos musulmanas en 1208. Los cristianos se cubrieron de musgo durante la noche y, arrastras, consiguieron acceder a la urbe para atacarla desde dentro, engañando así al enemigo que los tomó por animales.

Los trajes que hoy día lucen los hombres de musgo pesan más de 20 kilos y los cubren enteramente de pies a cabeza. Su participación en este particular Corpus constituye una vistosa y peculiar tradición a caballo entre lo religioso y lo profano.

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