Que los carnavales son siempre un éxito de imaginación y participación es indiscutible. Lo que parecen ignorar muchos, especialmente los más jóvenes, es que el carnaval es hijo de la cuaresma. Se tomaban tan en serio los cuarenta días de ayuno y penitencia, sobre todo no probando la carne, que aprovechaban los días anteriores para comer y divertirse a tope. Eso sí, después tomaban en serio la cuaresma, ya desde el miércoles de ceniza. Ahora para muchos el miércoles de ceniza parece más bien miércoles de carnaval. Como pasa con la fiesta de Todos los Santos que muchos han cambiado por Halloween o con la Navidad y los Reyes Magos, pasando el protagonismo a Papá Noel.
Si el ayuno y la abstinencia son típicos de la cuaresma, ahora ha quedado reducidos a la mínima expresión: la abstinencia los viernes y el ayuno el miércoles de ceniza y el viernes santo. El tema del ayuno ha tenido siempre mucha importancia en las tres grandes religiones monoteístas: Judaísmo, Cristianismo e Islam. Este año se da la circunstancia de que el Ramadán, mes de ayuno de los musulmanes, coincide prácticamente con la Cuaresma. Los judíos tienen un día especialmente dedicado al ayuno, el Yom Kipur. A veces da la impresión de que los musulmanes y judíos toman más en serio estas prácticas que los cristianos. No hay más que ver en los restaurantes cómo los viernes de Cuaresma muchos comensales cristianos disfrutan del chuletón, del churrasco, del botillo o del cordero. Tampoco se puede decir que hagan penitencia los que se limitan a comer una hermosa lubina a la plancha, una merluza a la cazuela, un pulpo con cachelos y, no digamos, un exquisito marisco. Se tiene el detalle de renunciar a la carne, pero tampoco es mucha penitencia saborear un rico pescado.
Y, sin embargo, el ayuno es muy importante, cuando se convierte en un signo o forma de entrenamiento para otros sacrificios más importantes. Ya lo decían los profetas de la Biblia: «El ayuno que yo quiero es que se desaten las ataduras de la impiedad, que se suelten las cargas de la opresión, que se ponga en libertad a los oprimidos, ¡y que se rompa todo yugo! Ayunar es que compartas tu pan con quien tiene hambre, que recibas en tu casa a los pobres vagabundos, que cubras al que veas desnudo, ¡y que no le des la espalda a tu hermano!».
El año pasado Sánchez felicitaba a los musulmanes: «Que el mes de Ramadán que acaba de concluir os traiga, nos traiga a todos, mucha paz». Confiemos que este año nos desee a los cristianos feliz fin de cuaresma o feliz pascua.