11/01/2022
 Actualizado a 11/01/2022
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Cuba es una tierra muy ligada a España por su historia y por la acción de muchos españoles que se desplazaron allí desde la época de los descubrimientos pero lo que más le adorna a esa tierra es la consideración, suavidad y frescura de sus gentes, el respeto por las tradiciones y por la cultura de aquellos que entraron en su país y ofrecieron lo mejor de su organización.

Ahora toca hacer un esfuerzo a toda la sociedad española para reconocer que los cubanos son un pueblo que necesita ayuda, orientación y esfuerzos para restablecer un modelo de convivencia que destierre la explotación, ninguneo,despotismoy autoritarismo radicales, con el fin de que vuelvan la independencia ysolidaridad económicas, que desarrollen esa tierra para que no hinquen sus rodillas ante ningún pueblo ni organización política totalitaria que deseen apoderarse desusriquezas y de su libertad.

Un pueblo es libre cuando administra su economía, desarrolla sus potencialidades, se relaciona con sus vecinos y los autócratas huyen de su lugar porque no tienen nada que hacer, a pesar de las maniobras perversas que se originan traicionando la historia y las tradiciones de su patria.

La dictadura comunista que padecen los cubanos, desde hace mucho tiempo, entró de rondón y como no quiere la cosa, incluso vistiendo el muñeco con signos religiosos y con argumentos que delataban esperanza y que sólo ha introducido un corsé, pobreza, estancamiento ymuchas vidas truncadas fuera del país.

Los regímenes que imponen por la fuerza el monocolor sistema de sus ideas, la carestía de las cosas, el autogobierno autocrático, la descalificación del contrario y su desaparición sin consecuencias, el dirigismo político en todos los ambientes y actividades, nunca han dado buenos resultados a la mayoría de los ciudadanos y sólo se han beneficiado aquellos que se adaptan y a los que forman parte del sistema, porque reprimen las ideas y la libertad.

En Cuba ha habido intentos fallidos para devolver la libertad a los cubanos por distintas vías, algunas de ellas poco eficaces y mal planteadas, despreciando al contrario que tenían mal calificado. Cuba necesita hoy, urgentemente, conectar su sociedad con el reloj universal de la democracia.

Estos últimos días ha habido movimientos que así lo indican e informaciones sobre ciudadanos cubanos valientes que en su propia isla, rodeados de vigilantes del régimen, prisioneros en sus cárceles, que se han negado a vestir la ropa que le dan los carceleros y que les acredita como presos ordinarios, cuando ellos lo que reivindican es la injusticia de su detención puesto que son presos políticos en realidad.

Sujetos a vejaciones, torturas, amenazas a sus familias, han mantenido su lucha por unos derechos para que se les reconozca como personas represaliadas por un régimen déspota y fuera de contexto.

Nuestra admiración y apoyo para estos ‘plantados’ cubanos que ante los riesgos que supone ese orgullo exhibido pueden recibir las desconsideraciones de unos individuos sin corazón.

Lo que más nos llama la atención es que los gobiernos europeos, el español especialmente, así como la diplomacia católica, haya hecho visitas y reciba a los mandatarios de tales gobiernos comunistas a los que la libertad no les importa demasiado porqueno practican para sus conciudadanos, especialmente con los discrepantes y en cambio un grupo determinado de personas y autoritarias desprovean de la libertad a unos compatriotas que no están de acuerdo con el régimen establecido en esa bella isla.

Y todavía llama más la atención que esto lo practiquen aquellos que todo el día están dando la matraca con los derechos, las libertades y toda la parafernalia que publican en los medios contra todos los que no son de su agrado.

En Europa deben plantearse priorizar antes la política de solidaridad con los pueblos a los que se les hurta la libertad y dejar los compadreos de convenios económicos que tienen una pestilencia que sonroja a las gentes de bien.

‘Plantados’ están los cubanos y ‘plantados’ tendrían que estar los gobiernos democráticos mundiales, especialmente el español, ante el descaro que se produce en Cuba.
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