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Curiosa publicidad

09/04/2024
 Actualizado a 09/04/2024
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Me quiero referir, en este caso, a la publicidad en sus distintas modalidades. Atrás quedó aquello de que «el buen paño en el arca se vende» que, como decía el escritor Juan Varela en una carta dirigida a Menéndez y Pelayo en 1887, cuestionando la veracidad del refrán que tanto de boca en boca se extendía por nuestro territorio, el buen paño, si se queda en el arca, en el arca se queda. 

Al hilo de una conversación mantenida con mi buen amigo Luciano Magadán mientras tomábamos café y comentábamos anécdotas de las que habíamos conocido o nos habían contado en el transcurso de los años transcurridos. La conversación versaba, en este caso, sobre la incesante publicidad que hoy en día está presente en todos los medios de comunicación, destinada a darnos a conocer las excelencias del producto o actividad que se pretende ofertar. 

En algunos casos creando la necesidad que no teníamos pero que, a base de machacar, se nos hace indispensable, o eso creemos. Un ejemplo claro y que a mi me quedó en el recuerdo fue una película del director Elia Kazan y protagonizada por Kira Douglas y Faye Dunaway titulada ‘El Compromiso’, en la cual se ponía de manifiesto como pretendían sacar al mercado un producto que, si bien tenían el nombre elegido mediante una campaña publicitaria, sin saber en que consistía, ya era demandado antes sacarlo al mercado. 

Unos directivos se inclinaban porque fuera goma de mascar (chicle), y otros por una marca de tabaco. Creo que esta película pone de manifiesto la fuerza que ejerce la publicidad en nuestra mente. El caso es que Luciano, hombre de cierta sorna a la hora de relatar simpáticas situaciones, me dijo algo que él había escuchado, o visto, y que me hizo gracia sobremanera. 

Era cuando una persona, al pasar al lado de una consulta médica, leyó en la placa anunciante lo siguiente: Don …, médico especialista en Pulmón, Corazón , Riñón y medicina general, a lo que una persona desconocida, después de leer las distintas especialidades que allí se publicitaban , sacó un papel del bolsillo y añadió a bolígrafo, en un trozo de papel de los que llevan alrededor los sellos de correos con el dorso encolado, la siguiente frase: «Y algo de Bazo», lo que a mi , contado con la seriedad que Luciano lo hizo, me originó una incontenible risa pensando en la irónica ocurrencia del anónimo autor del mencionado añadido. 

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