Imagen Juan María García Campal

De cosas poco santas

05/04/2023
 Actualizado a 05/04/2023
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Me permito comenzar por el propio pecado («cosa que falta a lo que es debido», que fija la RAE), pues titulo y usaré a lo largo de este texto una de las acepciones que de ‘santa’ el diccionario atribuye a personas «de especial virtud y ejemplo» refiriéndome a hechos o cosas que por nada santas tengo.

Si ya muy seriamente la historia nos enseña de la desgracia varia en que cayeron la mayoría de los que osaron mostrar su disidencia con cualquier hacer del poder –en especial el ejercido por ‘los suyos’– y con mucho humor nos lo recordó Monty Python en su inolvidable –y siempre recomendable– ‘La vida de Brian’, así, hemos visto días pasados la no renovación o fulminación –obvie el término no deseado– como consejera del Estado de la filósofa y escritora –a quien tantos debemos mucho en educación en feminismo– Amelia Valcárcel. ¿La causa? No hay que ser muy lince para concluir que no fue otra que su argumentada y pública crítica de la ley trans. Cómo se igualan todos los partidos en cuestión de amenes y, cómo no, de anatematizaciones. ¿Qué habremos hecho para merecer esto?

E igual, poca virtud y ejemplaridad ha mostrado la involución del macroconcierto solidario con las víctimas y afectados por los incendios de la Sierra de la Culebra a celebrar en Villadeciervos y anunciado en su día como tal por el bocachancla, digo, vicepresidente de la cosa autonómica copulativa y que con el tiempo y los síes pero noes de su pensamiento, obra y omisión se ha venido a quedar en concierto de reparación moral (¡toma ya modernidad!), que costará sesenta mil euros del hala, digo, de todos. Menos mal que en este caso siempre nos quedará el triste consuelo del «no hay mal que por bien no venga» y, así, aliviarse mínimamente al recordar sus inexistentes, mas sí costosas, competencias. Si las llega a tener nos manda a mayor ruina. ¿Pero qué habremos hecho?

¿Y qué decir del y los protagonistas de la nueva versión de la película ‘Los santos inocentes’? Grabada en Villafranca del Bierzo, con crecido y chulesco vivo y directo, amén de con nocturnidad, bravatas y creencia de que, como dijo el aún entonces franquista padre popular Fraga, «la calle es mía», es decir, suya. No deja de ser una imperdible clase magistral de distinción y categoría, de qué quiere decir cierta gente cuando dice «ley» o «Constitución» o cuando plenos de su patrioterismo vitorean a la Guardia Civil. ¡Vaya tropa de presuntos!

Les dejo, que me llega la niña mercada por la internet. ¡Ay madre, qué mundo, qué gente!

Buena semana hagamos y tengamos. ¡Salud!
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