De la misma madera

Abombo y platillo se presentó la figura de Antonio Silván como candidato a la alcaldía de León. Como un ciclón impulsado desde Valladolid, que amenaza con arrasar las estructuras de su partido en la ciudad. Su presentación digamos que no fue muy afortunada al decir que «es un reto personal y político porque el PP tiene que ganar León». ¿Acaso no está ya en el Ayuntamiento, en la Junta, en la Diputación, en el Gobierno? Lo que importa es la ciudad, no su ambición política.

Para Emilio Gutiérrez, realmente, ha sido una puñalada trapera que no se esperaba, que no vio venir y no se merecía. Hay otras maneras. Otro tanto su equipo que, posiblemente, no sea reutilizable.

Para los leoneses una auténtica sorpresa, como para el alcalde, y algo de puñalada también.

Presentarse diciendo que este asunto es como un reto personal y político, constituye una falta de respeto para la ciudad.

Si alguien tendría que ganar sería León, no su ego como un niño al que sus papás le piden buenas calificaciones. Si le hace tanta ilusión, creo que no habría ni que votar, sino darle directamente el sillón, sin más. En su favor, como presunto alcalde, se lo han puesto fácil todos los anteriores porque, tal como está la ciudad, vamos de mal en peor.

Tan campechano como Raquetas, se deja ver por los bares típicos de la ciudad en compañía de su corte. Tiene que ser doloroso cambiar el ribera por el prieto y abandonar Valladolid, donde el poder se concentra.

Pero si doloroso es para él, también los vallisoletanos sentirán su pérdida por los beneficios logrados para Villanubla, en detrimento del de León, su ciudad (subvenciones, desvío de pasajeros, falta de ayuda económica).

No hay peor cuña dicen que la de la misma madera y por eso va a ser complicado engatusar a sus paisanos que, a ojos ciegas, cambiarían a este jovial candidato por el malencarado de la Riva que rige la ciudad de Valladolid.

No son caras lo que necesitamos. Son hechos los que León necesita para sobrevivir.