De penas y ¡Aleluyas!

Si tuviese una mínima fe religiosa y creencia en los milagros, sin duda acudiría a la convocatoria de crucíferos efectuada días pasados por la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y del Silencio para su próxima Procesión del Silencio, pero uno se sabe agnóstico y por ello no esperaría que por mucho penitenciar se obrase, en justo intercambio –«el mercado es el mercado, amigo»–, el pretendido prodigio de ver en las derechas de nuestra sociedad civil y política una mínima evolución hacia estándares europeos. Caverna es caverna y orígenes, orígenes.

Siguen estas derechas en su rancio predicar y su trigo patrio y si bien uno de los jefes nacionales de la cosa suya, censor él, ubicase en el atuendo personal el decoro y respeto a las instituciones y al prójimo. Recordemos el: «¿no creen ustedes que sería conveniente, por ejemplo, vestirse correctamente y no faltar al decoro de esta institución? ¿No creen que ese podría ser un primer signo de respeto hacia los demás?» que Abascal dijo.

Mas, ¡Ay!, aún duraba el eco de la forma cuando a su socio autonómico, el ‘popular’ Mañueco, para demostrar la verdadera catadura de esta gente que de bien se dice, se le escapó el fondo mediante peineta a la opositora interviniente en sede parlamentaria. Y es que, insisto, caverna es caverna y orígenes, orígenes. ¡Ay los siete magníficos! Al menos, aquellos franquistas conversos a la democracia, disimulaban. Pero no hay escándalo, conste. Es pena lo que hay, que caverna es caverna y orígenes, orígenes.

Y no teman, tampoco me voy a escandalizar del estrambótico ‘show’ ‘popular-evangelista’ del sábado pasado, siempre prefiero la risa. Tan sólo estaría bien que el Partido Popular fijase y diese esplendor a la verdad. El encuentro no fue con la comunidad hispanoamérica de Madrid (los nuevos madrileños) sino con la comunidad evangelista de la iglesia del Cristo que viene (¡Y cómo viene!) y se venía fraguando desde septiembre pasado, mes en el que una delegación del PP madrileño, encabezada por el número dos de Ayuso, Alfonso Serrano, asistió al ‘Invasion Madrid Fest’, un macroevento evangelista celebrado en Fuenlabrada para recoger unos premios entregados por la sobreexcitada Yadira Maestre a la presidenta madrileña y al alcalde capitalino y, claro, no iba a dejar la locuaz pastora al sagaz Feijóo sin sus ¡aleluyas! Que después vienen los celos y no te enteras de que la Cumbre Hispanoamericana no es cosa de Sánchez sino de España desde 1991.

Qué semana de penas y ¡Aleluyas!

Buena semana hagamos y tengamos. ¡Salud!