El sentimiento de frustración continúa latente en la sede del Partido Popular de León. De frustración y de cabreo. Los afiliados silentes, los que nunca se alborotan, intuían la debacle que les esperaba. Empero no abrían la boca. A lo sumo, algún susurro mortecino al oído del compañero de al lado. Por el contrario los más optimistas –que tampoco eran tantos– confiaban en la ola que avanzaba vertiginosa. Era la tabla de salvación a la que se cogían para llegar a puerto. Pero ni las aguas impetuosas, ni el viento a favor de cola fueron suficientes. Al final, la resaca bajo los pies.
Cuentan que Margarita Torre, la decepcionante candidata a la Alcaldía, está desaparecida; ‘missing’, según los más chic. En el Ayuntamiento, dicen, no saben de ella. Y casi mejor. El mal rollo sigue latente y quienes están a punto de abandonar el barco, el edificio de Ordoño II, lo prefieren. El distanciamiento se remonta a cuando era edil rasa y ya se movía por libre. A su aire. Al margen del grupo de concejales. De aquellos polvos estos lodos. Y no hay más, como diría Goyo, el extinto salchichero de la calle de la Rúa.
El asunto de la municipalidad capitalina trae de cabeza –y de culo– al PP. Y en especial a su presidenta Ester Muñoz, que si bien era consciente de lo que se avecinaba, fue incapaz de mover ficha. O, cuando menos, de intentarlo. Ahora, atrapada entre la espada y la pared, señala que el mandato que les dieron los leoneses, una vez abiertas las urnas el pasado domingo 28, ha sido el de negociar con otras fuerzas políticas. Y eso es una vulgar patraña panorámica. Lo nuclear del asunto es que el rechazo a Torre –que no al partido– rebasó cualquier previsión. Hasta la de los más eufóricos. Porque si oficialmente la aspirante perdió 2.100 votos en relación a 2019 con Silván como cabeza de lista, cerca de otros 400 resultaron nulos por diversas y variopintas causas, algunas irreproducibles. O sea, que el fracaso resultó aún mayor.
La lectura no es que los leoneses hayan querido que el PP negociara con otras organizaciones. Al caso, con la UPL. La comprensión lectora se centra en el gravísimo error por parte de la ‘superioridad’ –la que sea, que nadie se aclara con este asunto–, de mantener por cojones en la papeleta a una candidata con un más que dudoso bagaje político. Y lo de bagaje abarca todo aquello relacionado –todo– con sus bandazos de proa a popa y de babor a estribor cual baile de la Tarasca, que tan bien escenificaba en las fiestas de San Juan el bueno de Parrado, trabajador de la limpieza y demandadero de las monjitas concepcionistas leonesas. A buen entendedor…
Resumiendo, que es gerundio. El Partido Popular se ha transmutado en un polvorín. Sólo falta la mano amiga de un artillero.
De polvos y de lodos
11/06/2023
Actualizado a
11/06/2023
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