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Del dicho al hecho

25/10/2020
 Actualizado a 25/10/2020
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Nadie puede negar que siempre hay desde leves matices hasta enormes diferencias entre lo que proclamamos a los cuatro vientos con total convicción y aquello que posteriormente llevamos a la práctica. Esta semana en la que la actualidad estatal no ha fijado el foco en la ascendiente y preocupante curva de contagios y fallecimientos, sino en el circo de moción de censura propuesta por Vox para destituir a Pedro Sánchez, se ha podido ver esa diferencia de criterios en el líder popular.

En la segunda sesión del Sálvame parlamentario, Pablo Casado marcó distancias con el grupo de extrema derecha, especialmente con su líder, y trató de reconducir a su propio partido hacia la derecha moderada. Desde mi punto de vista, fue un discurso plausible y nada reprochable, a excepción de que llega tarde y de que esas palabras deberían comenzar a plasmarse en las actuaciones de su partido. ¿De qué sirve alejarse en un alegato de la ultraderecha si no dudas en unirte a ella para lograr el Gobierno en ciertas regiones? ¿Acaso hace año y medio Vox tenía propuestas o defendía valores más coherentes que ahora? ¿Tienen pensado romper o debilitar los pactos o todo va a quedar en mera palabrería?

Son muchas preguntas las que surgen a raíz de la comparecencia de Pablo Casado en el Congreso de los Diputados y de su desmarque con respecto a la formación verde, pero no es la primera vez que se da esta situación en el ámbito político. ¿Cuántas veces hemos visto y escuchado a políticos, con independencia de su ideología, defender y predicar una cosa y hacer la contraria? ¿No es eso también una forma de deslealtad y falta de compromiso con ellos mismos y con la ciudadanía?

En definitiva, al igual que ha sucedido a numerosos miembros de otros partidos políticos con anterioridad, ahora es el turno de que Pablo Casado asuma que el pulso que ha echado a Santiago Abascal y su formación es también un pulso contra ellos mismos y su credibilidad. En estos días se verá si el Partido Popular es o no consecuente con lo que su líder ha defendido y comprobaremos cómo de grande es el trecho que hay del dicho al hecho.
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