Secundino Llorente

Las dichosas Matemáticas

18/04/2024
 Actualizado a 18/04/2024
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El Informe Pisa del pasado diciembre ha sido un mazazo a nuestro sistema educativo. Los últimos resultados no han hecho más que confirmar la tendencia que venimos observando desde hace muchos años. Nuestros estudiantes siguen fallando en matemáticas y en comprensión lectora.

En un artículo de opinión de Manuel de León, de la Real Academia de Ciencias y fundador del Instituto de Ciencias Matemáticas, comenta que ya hace 20 años, el 13 de mayo de 2003. en una ponencia en el Senado sobre la situación de las enseñanzas científicas en la educación secundaria, se plantearon unas propuestas y las conclusiones fueron aprobadas por unanimidad. Concretamente en Matemáticas las medidas eran: 

«Aumentar los contenidos de Matemáticas en la formación inicial de los maestros. Porque no se puede enseñar lo que no se conoce adecuadamente, y los destinatarios son los estudiantes de Primaria. Y si van mal en matemáticas en Primaria, irán peor en Secundaria».

«Mejorar la formación continua del profesorado, y facilitar su participación en seminarios y congresos educativos, ya que muchas veces se ven obligados a desarrollar estas actividades el viernes por la tarde y todo el fin de semana».

Esto ocurría hace 20 años. La semana pasada, El País vuelve a incidir en lo mismo de entonces. Un estudio conjunto de las facultades de Educación de la Universidad Complutense y la Europea de Madrid concluye que sólo uno de cada cuatro alumnos de los grados de Magisterio había cursado un bachillerato científico tecnológico y los alumnos de letras mixtas por su parte cursan unas matemáticas menos exigentes. Los alumnos de Educación que provienen de Humanidades no han visto las matemáticas desde los 16 años y la carrera se centra más en la didáctica de la materia, no en reforzar los conocimientos.  Un alumno del grado de Educación Infantil o de Educación Primaria (el antiguo Magisterio) puede llegar a la carrera sin haber tenido clase de matemáticas desde los 16 años porque ha estudiado la rama de Humanidades. Y en el grado verá pocos números, la mayoría relacionados con su didáctica. Este hecho pasa luego factura en su destreza para enseñar una materia que a veces no domina y si es así, el profesor traslada la ansiedad al alumnado. 

¿Por qué las matemáticas producen ansiedad? Laura Morera, doctora en didáctica educativa y responsable de Innovamat, cree que «si los alumnos entienden el proceso y saben razonar y deducir, pueden responder a problemas que no se les habían planteado aún. Si aprendemos matemáticas únicamente a través de la mecanización de ejercicios y la memorización, al cabo de poco tiempo, no interiorizaremos el aprendizaje. En este sentido, el papel del docente es fundamental en el desarrollo de habilidades y el aprendizaje de los alumnos. Los maestros y profesores son guías esenciales a la hora de facilitar la construcción del conocimiento matemático a través de la manipulación, la experimentación y la práctica. Las matemáticas pueden convertirse en una apasionante aventura. Y somos precisamente los docentes los encargados de despertar la curiosidad por esta materia, inspirando y empoderando a los alumnos para que aborden las matemáticas con confianza y entusiasmo».

Cuando un niño obtiene malas notas en matemáticas, la familia acepta con resignación y entereza el diagnóstico: «Es que su hijo no tiene dotes, no sirve. ¡Qué le vamos a hacer!». Se sigue pensando que las matemáticas están hechas para listos. Así no se puede seguir, porque estamos ante un nuevo reto. No puede ser que algo que en sí no es especialmente difícil se oscurezca y se dificulte su progresión por el sistema de enseñanza que se siga. Hay que dejarse de rodeos y establecer de una vez y con exactitud cuáles son las carencias en la formación matemática que tiene nuestros alumnos, y cuáles son las razones que hay detrás de las actitudes negativas hacia este campo de conocimiento. Habrá que intentar cambiar las cosas, trabajar de otra manera, introducir otros procedimientos. Si es imposible sustituir esa área de conocimiento y no podemos cambiar ni a los niños ni a los docentes, no queda otra que modificar el método con el que trabajan unos y otros.

En el Programa del Diploma del bachillerato Internacional, que se imparte igual para todo el mundo, los alumnos pueden escoger una entre las muchas asignaturas de cada grupo. La única excepción está en el grupo cinco, las matemáticas, que tienen que ser cursadas por todos los alumnos, ya sean de letras o de ciencias. Esta es la única asignatura que no se puede esquivar. 

Mi experiencia en este sentido es muy triste y coincido con los ilustres matemáticos que he citado en este artículo. Difícilmente se puede enseñar las matemáticas por parte de los profesores, si estos no las conocen. La mayoría de los profesores o maestros de primaria son de la opción de humanidades o ciencias sociales. Estos alumnos apenas si han estudiado matemáticas en la ESO y en el Bachillerato. Con el invento de que se podía pasar al curso siguiente con una o dos materias pendientes, en ese lote siempre aparecían las matemáticas. Cabe la posibilidad de que un alumno no haya aprobado las matemáticas jamás y matricularse en Magisterio.

Esto es lo que viene a decir el estudio elaborado por la Complutense y la Europea de Madrid. Si muchos de los profesores de primaria no conocen las matemáticas, los alumnos no van a avanzar en esa materia y si van mal en primaria todavía irán peor en secundaria.  El análisis es claro y la solución a las «dichosas matemáticas» no puede hacerse esperar más.

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