Estoy leyendo ‘Dinero, codicia y Dios’ que explica por qué el capitalismo es la solución y no el problema. Plantea si un cristiano puede ser capitalista porque siempre hay cierta duda o una vaga sensación de culpa que hace que la mayor parte de los intelectuales cristianos se mantengan apartados del capitalismo o incluso lo rechacen. Debemos estudiar economía, dice, si queremos saber la verdad, crear un orden justo para nuestra vida económica y social, si queremos ayudar a la gente y no simplemente sentirnos como si la ayudásemos. Y hay una serie de errores económicos comunes que se introducen con facilidad en nuestro pensamiento y que se tratan en profundidad en este libro.
¿Cuáles son estos mitos que al propio autor distorsionaron su pensamiento? El mito del Nirvana, comparar el capitalismo cono un ideal irrealizable en lugar de hacerlo con sus alternativas reales; el mito de la Piedad, centrarse en nuestras buenas intenciones en lugar de hacerlo en las consecuencias involuntarias de nuestros actos; el mito del Juego suma cero, creer que el comercio exige un ganador y un perdedor; el mito Materialista, creer que la riqueza no se crea, sino que simplemente se transfiere; el mito de la Codicia, creer que la esencia del capitalismo es la codicia; el mito de la Usura, creer que trabajar con dinero es inherentemente inmoral o que cargar interés por el dinero es siempre explotador; el mito Artístico, confundir juicios artísticos con argumentos económicos; y el mito del Marco congelado, creer que las cosas siguen siendo siempre iguales.
Un sistema capitalista nos dice que, para prosperar, una economía de mercado no solo necesita competencia, sino el imperio de la ley y virtudes tales como la cooperación, familias estables, autosacrificio, un compromiso con la recompensa aplazada y estar dispuesto al riesgo basándose en una esperanza futura. Y, concluye, todo esto encaja perfectamente con una visión cristiana del mundo.