Jorge Brugos

La Diputación de León y Alvise Pérez

17/06/2024
 Actualizado a 17/06/2024
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Lo que ha cambiado la política española en una semana. Si bien es cierto que en términos prácticos el reparto de poder no se ha visto alterado, el ecosistema ha sido invadido por una nueva especie de depredador testorenizado que amenaza a las fieras que hace poco marcaban el territorio con una contundencia incontestable. Tras el cambio de paradigma, con la llegada del bipartidismo imperfecto en el que los grandes partidos son fiscalizados por la pinza de una presunta regeneración representada por las nuevas siglas, todos los mesías que profetizaban el cambio han terminado siendo asimilados por el mismo sistema que prometían transformar. Con el desembarco de Alvise Pérez en la tierra firme de marea alta que representa el panorama político, nos encontramos ante un oportunista sin filtros que ha sido elegido sin necesidad de dulcificar su discurso; mientras Pablo Iglesias aparecía en los debates con las maneras de un cura obrero, Alvise no se esconde y muestra al público su camorrista esencia. 

El nuevo personaje en la tragicomedia política española se parece a la nueva hornada (ahora ya quemada) de líderes en su oportunismo, pero se diferencia en que él no esconde sus corrosivas y peligrosas ideas. Si alguien de su pelaje ha conseguido estar en las instituciones no es porque su liderazgo genere ilusión (llevamos tiempo sin votar dominados por la dopamina) sino porque un sector de la sociedad apostata del sistema. Sólo reformando o llevando a cabo nuevas prácticas regeneradoras podremos evitar que trasnochados con programas electorales ideados en una noche de fiesta toquen poder. La libertad del voto otorgada por el PSOE en el pleno de la Diputación de León en la moción de la autonomía leonesa podría ser una piedra de toque que haga que la partitocracia se precipite por los anales de la historia y esa rocosa costumbre sea historia como lo es el caciquismo del siglo XIX. La soberanía individual a la hora de darle al botón del hemiciclo no debe ser un acontecimiento sino mera rutina democrática. 

Algunos queremos que se acabe la fiesta, pero no la democracia. 

 

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