El anuncio de la visita de Rodrigo Cuevas para celebrar las fiestas de San Froilán en León fue una de las noticias más leídas en la web de este periódico la semana pasada. Aquí lo sabemos gracias a los medidores de visitas, esos cuantificadores del entusiasmo de los lectores y el gran quebradero de cabeza de los periodistas web. Una herramienta inventada por Google que a veces parece que se gestiona desde el mismísimo infierno.
El caso, vuelvo al suco que diría el tío. La visita del vecino asturiano a uno de los eventos que más enorgullece a los leoneses en su tierra para cantar, bailar y festejar, me ha reconducido a lo esencial de la música –en directo, concretamente– en los momentos importantes de la vida. Lo será para los que quieran acercarse de una manera figurada a la Montaña Central mientras escuchan ‘Casares de Arbas’ de la voz del de Piloña, como también lo habrá sido para las miles de personas que tuvieron la fortuna de presenciar este fin de semana la vuelta momentánea de Amaia Montero a un gran escenario para entonar una de las canciones más icónicas de uno de los grupos más destacados del pop en español.
Que Karol G invitara a la donostiarra a reconciliarse de alguna manera con sus ‘Rosas’, su pasado como la voz de La Oreja de Van Gogh y sus más de dos años fuera de los escenarios, no es si no un reflejo de la generosidad que es también la música en directo, entre los artistas y también con el público. Una canción que conforma una declaración de intenciones o quizá sentimientos, es en sí un regalo. La música de tú a tú, de ellas a ti; la voz apuntando a los recuerdos.
Solo he asistido al concierto de la colombiana de manera figurada gracias a los vídeos que se han publicado una y otra vez en redes sociales en los últimos días, sin embargo este fin de semana sí he podido escuchar algunas de ‘mis’ canciones de la boca de sus autores. He visto a una amiga emocionarse con su artista favorito y he grabado (sí, hago vídeos y los miro y ‘remiro’) las estrofas que me recuerdan a las personas que quiero y he cantado temas de los que ya ni me acordaba. Una vez más, la música en directo llenando el contador de visitas a los recuerdos. Este no hay Google que lo mida.