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Disciplina de voto

24/12/2022
 Actualizado a 24/12/2022
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Cuando lo que debería ser normal se convierte en excepcional es cuando uno se da cuenta de que algo no funciona. Asumimos sin rechistar que los garantes de un derecho sean los primeros que lo pisoteen. Es sin duda una jugada maestra. Ya saben, haced caso de lo que digo y no de lo que hago. Pero no porque le hayamos dado un halo de normalidad deja de ser denunciable y peligroso para la sociedad. Me refiero a la falta de democracia real que existe dentro de los partidos políticos, quienes deberían ser precisamente los más escrupulosos en este asunto.

Dejo a un lado las guerras internas y las luchas encarnizadas a la hora de elegir candidatos u órganos ejecutivos dentro del partido, que en la mayoría de las ocasiones ofrecen escenas bochornosas, a las que además se les pretende dar un aroma democrático, cuando lo que desprenden realmente es un olor insoportable a inmundicia democrática. Hoy me quiero centrar en ese invento del maligno llamado ‘disciplina de voto’.

Entiendo que el concepto disciplina encaje a la perfección en un sistema autoritario, pero aplicado a una democracia rechina y bastante. Bueno, al menos debería rechinar, aunque desgraciadamente la mayoría lo haya asumido como algo lógico. El último caso más sonado sobre la ruptura de la disciplina de voto lo ha protagonizado la exvicepresidenta del Gobierno Carmen Calvo, quien se ha abstenido en la votación de la conocida como ley trans. Supera lo anecdótico si tenemos en cuenta que también es la presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso.

Lo que hizo Carmen Calvo se ha convertido en noticia, cuando precisamente lo ideal en una democracia sería que pasara inadvertido, porque fuera algo que sucediera todos los días, pero lamentablemente no es así. Los políticos y los ciudadanos han olvidado que la misión de los primeros es representar tanto a las personas que les votaron como a las que no, en definitiva, representar a la ciudadanía en su conjunto y no a su partido político. La férrea disciplina de voto que imponen los partidos actualmente va contra la esencia de la democracia y de la libertad de los representantes públicos, quienes aceptan convertirse en borregos votando en la dirección que les indican sus pastores, aunque no estén de acuerdo con dicha decisión. Todo vale para seguir siendo uno más del rebaño y así evitar expedientes disciplinarios. El pensador, jurista, político e historiador francés Tocqueville afirmaba que la democracia era el mejor sistema democrático posible, pero también alertaba que el peor sería una democracia que funcionara mal. Juzguen ustedes mismos.
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