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Disfunción democrática

06/09/2023
 Actualizado a 06/09/2023
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Síntomas preocupantes de un desbarajuste político recorren nuestra piel de toro en todos los sentidos y direcciones. El resultado de las elecciones celebradas últimamente sorprendió porque no reflejan la situación política del momento después de las autonómicas y municipales. La actitud del partido en el gobierno de la nación en la actualidad es claramente mejorable.

La oposición del centro derecha lo mismo y «a río revuelto ganancia de pescadores», que son todos aquellos que aprovechan la debilidad de una nación, que no se ha puesto a reformar ciertos aspectos de la normativa vigente, entre los cuales debería tener preferencia urgente la revisión y mejora de la Ley Electoral, que es un desastre. En España, el ejercicio del voto puede traer consecuencias imprevisibles, cuándo una mayoría suficiente para gobernar y la oposición cuenta con una cifra de votos escasa, se alían todos los minúsculos partiditos que conforman un panorama político distinto diametralmente a la intención de la mayoría que ha votado para que el aquelarre que montan los enemigos de la nación no se lleve a cabo, y así constituyen un gobierno de pedacitos ideológicos que sólo cumplirá un fin: la disolución de la nación y el fin del principio de solidaridad y unidad.

Asistimos a un espectáculo en que aquellos que se les supone cierto matiz político de eficacia pierdan ese brillo y se transformen en un problema grave. Desde el Gobierno no se puede pactar con gentes que desean la desmembración del país y al mismo tiempo están viviendo del presupuesto de todos los españoles y eso no lo pueden permitir los partidos que se dicen constitucionalistas.
Cierto que la Historia no interesa a los que secuestran el poder porque, más tarde o más temprano se verán criticados y juzgados por ella, por eso se le arrincona, por eso la educación se usa de latiguillo sectario, pero no saben los aprendices de Maquiavelo, que la Historia es inexorable y también los historiadores del régimen que, al final, no tienen más remedio que reseñar los hechos tozudos y reales que señalan las etapas eficaces y también las enormemente equivocadas como la que vivimos actualmente.

La política debe gestionar correctamente la vida del ciudadano de forma objetiva y eficaz, sin acudir a sectarismos, venganzas, imposiciones porque resolver los problemas cotidianos de adquisición de bienes, lograr que la vida de las personas sea agradable, todo el mundo disfrute de un trabajo y un sueldo dignos, una vivienda y una familia que refuerce la vitalidad de un nación son objetivos a lograr por los partidos políticos y aquellos que designan para la gobernabilidad.

Todo lo demás es engañar al ciudadano y al electorado, tirar salvas y coheterías vacías de contenido, fruto de un momento que llevan a las personas a la desilusión, incredulidad y la falta de confianza en los dirigentes. Un gobierno que tenga dignidad no puede verse envuelto en ciertas acciones que tiñen de vergüenza el prestigio de la nación.
Los últimos acontecimientos acaecidos en el país en varios sectores de la vida nacional, como es el caso de actitudes deportivas que llenan de vergüenza a cualquier espectador, lo corroboran, con los ventiladores mediáticos puestos a full, para descalificar al primero que pase por el dintel de la puerta. Las instituciones se resienten y cuando los mecanismos de rectificación no suponen una actuación rápida y efectiva, hay que ponerse las pilas para regenerar el sistema si queremos ser una nación eficaz y de prestigio y que no nos ninguneen como en los casos de Gibraltar y e Marruecos… y otros que la prensa caramelo se calla.

No hace falta reseñar los sucesos oprobiosos que se han maquinado durante este mes de agosto, con las gentes en las playas gastando los ahorros y disfrutando como si no hubiera un mañana, mientras les distraían las carteras del prestigio y la dignidad, todos los que no saben hacer ni siquiera la o con un canuto.

Así lo que se consigue es que pronto estaremos cerca de uno de esos momentos que caracterizan a los españoles y que responden a aquelarres de retroceso evidente ya que, unos y otros, tratan de poner en marcha dictaduras de pensamiento y conductas innombrables, que sólo deterioran la convivencia, porque dentro de nada habrá que ir con un notario al encuentro de cualquier persona, sin distinción de raza y género, con el que se desee tener una conversación o encuentro, mientras que los obsesos de todo campan por sus respetos después de hacer las maldades.

 

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