26/03/2019
 Actualizado a 15/09/2019
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Desde hace un tiempo, un tiempo no muy lejano, a nuestra democracia le ha entrado un virus contagioso, que la lleva por el camino de la duda, construida últimamente desde la mentira y el menosprecio a sus valores constitucionales. Algunas y algunos, solo saben subirse al púlpito de la discordia, con la única intención de escupir palabras llenas de odio, con una mala praxis. A sabiendas que nada les va a pasar, nadie les va a sancionar, solo les interesa contagiar las necesidades de los oriundos, poniéndoles en alerta de los peligros que sobrevuelan y con ello minar la Constitución. No disimulan, pervierten la democracia, saben que el camino del éxito se consigue desde la difamación, alertando de los peligros que nos acechan. Como cuando se dice que son los inmigrantes los que nos quitan el trabajo y no se adaptan a nuestra cultura, que son las mujeres que se radicalizan y quieren acabar con la supremacía del macho, que son los que ven que este país es un territorio de pueblos y nacionalidades y solo quieren dividir España, que son los que desde la construcción del argumento justo, quieren que lo público predomine sobre lo privado, aspirando a una sociedad más libre, más igual y más sostenible. Se vanaglorian de la defensa a ultranza de la España del bien, nos necesitan dóciles y bien alineados, pretendiendo crear una sociedad, como la novela de ficción distópica escrita por George Orwell ‘1984’, un gran hermano para que nadie se mueva. Ellos salvadores de la patria, se creen el nuevo mesías, pero son manejados como títeres en manos del poder económico y autoritario de este salvaje mundo. Es el momento de la reflexión y de no mirar para otro lado, debemos luchar para recuperar la credibilidad de las instituciones, que tienen que velar por los principios fundamentales de la constitución y así fortalecer la democracia de la solidaridad y de los pueblos. Cimentada para que lo público sea el arma de los derechos de todas y todos. No miremos para otro lado, no seamos cómplices de su destrucción. Utilicemos nuestro voto para defender nuestra libertad.
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