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Donald J. Sánchez

23/01/2025
 Actualizado a 23/01/2025
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Vuelve a la casa blanca el gorila pelirrojo, para destruirlo todo a guantazos. Prepárense para comprar una vajilla nueva. ¿Un elefante en una cacharrería? No, no, un gorila en un salón de diseño. Compadezco a Melania, que no quiere volver a Washington, creo que por no ver el estropicio. El gorila Donald es el hombre de los cotejadores profesionales, esforzados en la humilde tarea de equipararlo, pero ignorando a su mayor descendiente político.

En la ideología difieren por descontado, uno UE y otro EE UU, pero, ¿y todo lo demás? ¿Y el estilo político, las formas y trayectoria? Comenzaron su carrera en ideologías diferentes, Sánchez en el sector liberal del partido, Donald en el Partido Demócrata. Cambiaron cuando les convino, a lo Groucho. Llegaron a ser todopoderosos enfrentándose a su propio partido y decapitando al discordante. No gestionan, ni tienen intención, basan la estrategia en su supervivencia, sean cuales sean las consecuencias para la democracia. Agentes de colocación de familiares o amigos. Indultan, colaboran, pactan e incluyen a extremistas de toda índole; también los putinejos de sus respectivos. Atacan groseramente la justicia y se enfrentan a ella cuando investigan algo o a alguien que les compete. La imputación es un mérito. Insultan y desprecian a todo periodista o medio que no les siga, desmienta o publique informaciones perniciosas. Tratan al de enfrente como un enemigo a destruir por cualquier método. Acusan a los demás de lo que hacen ellos mismos hacen. Son el perfecto ejemplo de la táctica Steve Bannon: inundar el campo de mierda. 

Cuenta Isaac Asimov que el candidato republicano en 1916, Charles Evans Hughes, se fue a dormir a un solo voto electoral de ganar. La noche dio un vuelco y Woodrow Wilson resultó victorioso. Fue un periodista a comunicárselo y el ayudante le dijo que el presidente electo estaba durmiendo. Le respondió: «dígale al presidente electo, cuando se despierte, que no es el presidente electo». Lo aceptó, claro. Me pregunto cuál sería la reacción de nuestro Sánchez a una noticia así, porque la de Donald ya la conocemos.

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