Alfredo Fuertes 3

Educación inclusiva

17/02/2025
 Actualizado a 17/02/2025
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Decía don Vicente del Bosque: «Mi hijo Álvaro me cambió la vida. Al principio fue muy duro, lloramos mucho. Me decía por qué me va a tocar a mí y no a otro. Pero luego la vida nos ha demostrado que hay que relativizar. A día de hoy puedo decir que Álvaro ha sido una bendición, ya no sabríamos vivir sin él. Ahora cuando miro atrás pienso: ¡Qué gilipollas fuimos! Él nos da tranquilidad».

El síndrome de Down es una alteración genética que provoca una discapacidad. Por tanto, su modelo de educación a veces es motivo de controversia: ¿inclusiva o segregación? Es obvio que la decisión debe ser de las autoridades y expertos en educación, asociaciones y familias.

Ahora bien, las personas con discapacidad tienen derecho a la educación inclusiva, reconocida en el artículo 24 de la Convención Internacional de Naciones Unidas que es vinculante y obliga a los Estados miembros, y en la que no cabe la educación especial por lo que debe practicarse otra estructura para todo el alumnado sin distingos ni acepciones.

La participación activa de personas con síndrome de Down ha hecho que surjan nuevas demandas a las que hay que darles una respuesta acorde a los tiempos, atendiendo a la diversidad del aula con un planteamiento de calidad educativa y equidad.

El leonés don Delmiro Prieto González, lacianiego para más señas, presidente de la Federación Down Galicia, manifiesta sobre el tema: «La educación es un pilar fundamental sobre el que se construye una sociedad por lo que el sistema educativo ha de estar en disposición de dar respuesta a las necesidades de todo su alumnado de forma normalizada e inclusiva. Dicha inclusión no es que un niño/niña esté físicamente en un colegio, no, exige mucho más».

En definitiva, las personas con trisomía 21 no necesitan compasión, no, pero sí educación, formación y oportunidades de desarrollo personal y laboral. Salud.

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