28/06/2023
 Actualizado a 28/06/2023
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Siéntete libre de querer a quien quieras. Sin miedo, sin censura y sin prejuicios. Solo el amor y tú.

Con estas frases bien podía empezar y terminar esta columna de opinión porque genuinamente considero que no hay nada más que decir y mucho menos que opinar. Pero lo cierto es que, además de tener que rellenar los más de dos mil caracteres que tiene este pedacito del periódico que tengo reservado cada dos miércoles, me gustaría interpelar a ciertos grupos de personas que necesitan tomar algún tipo de decisión sobre a quién ha decidido querer su prima la de Vegacervera, o que tienen que imponer su criterio sobre con quién se acuesta este presentador de la televisión de su programa favorito de por las mañanas.

Pero afortunadamente para mí (y quizá para ellos también) no son para los que hoy escribo.

Supongo que lo hago para las mujeres lesbianas que han visto cómo a no muchos kilómetros de aquí, otras personas como ellas han sido notificadas para eliminar de las actas de nacimiento de sus hijos a las mujeres que no dieron a luz a esos bebés, a sus parejas, a las madres de sus hijos. Seguro que ellas ya lo saben, pero solo venía a reafirmar que la familia es diversa, y que la diversidad no hace daño.

También para los que han tenido que presenciar cómo sus derechos como colectivo se quieren tirar a la basura. La educación, el respeto, la tolerancia. Todo eso a la papelera de reciclaje. No creo en ‘lobbies’ ni en grupos de presión. No creo en excusas ni en los «yo tengo un amigo». Solo me fijo en la reivindicación y en la valentía, y en dejarse la piel (y las tetas) por practicar un activismo que solo tiene que tener consecuencias positivas.

Y diría que también escribo para Sergio, Óscar, Elena o David. Para Edu o Álex. Para los que un día tuvieron que dar explicaciones y justificarse. Para que nunca tengan que volver a hacerlo.

Si a los primeros que mencionaba en este texto no les interesan las palabras de hoy, lo entiendo. Con que una de las personas de las que hablo después se sienta acompañada en este rato de lectura, ya es suficiente. Estamos juntas.
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