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El apartheid lingüístico

04/10/2022
 Actualizado a 04/10/2022
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El apartheid es una segregación racial que crea lugares separados de convivencia en todos los ambientes. Comienza por el idioma y el color de la piel, los sentimientos y las ideas.

Al final es excluyente porque aparta las voces discrepantes, persigue al disidente hasta que lo echa de su lugar de residencia e impone su criterio o, aprovechan siempre la debilidad del poder central y utilizando sus mismos resortes.

Urge que los politiquillos de algunas formaciones partidistas pasen por el sillón del psicoanalista porque no se entiende la conducta torticera, pusilánime y miedosa que muestran con sus decisiones.

Algo huele a podrido en esta Dinamarca española que ofrece a sus habitantes espectáculos contradictorios, sin límites y casi a diario, como pedir indultos a los que contravienen la legislación vigente y en cambio empapelan a gentes que no pueden pagar a Hacienda o tienen que ver como su casa es ocupada con descaro, premeditación y alevosía y el propietario paga los gastos de agua, luz, gas, IBI, etc, tiene que demostrar que es suya, solicita amparo y tardan una eternidad en intervenir, después de penurias sin cuento, encontrando el recinto destrozado y recibir indemnización porque la «ley es laxa, o de otra forma, comprensiva con el que delinque».

Todo un despropósito que tiene que ofrecer una radiografía muy extraña del momento que vivimos los españoles, atónitos ante tanto ataque a la libertad individual y colectiva.

Pero centrémonos en el problema lingüístico, resumen del rifirrafe actual. Este problema del idioma es de laboratorio, como el indulto y los ‘decretazos’. Se trata de gobernar «por qué lo digo yo», es decir, echar por tierra la voluntad mayoritaria del pueblo español que está harto de dictaduras, dictablandas y guerras civiles desde que la península ibérica fue atacada por el virus de la mediocridad, la ignorancia y la violencia.

Los dos partidos que se llaman nacionales han tenido en su manos de gobernantes, con mayorías holgadas, la llave de la solución de los idiomas de nuestra nación española, y no han movido un dedo para solucionarlo dando lugar a controversias, miedos y dudas, tanto en Cataluña, como en el País Vasco y otros territorios que ya sacan sus veleidades provincianas a relucir. Actualmente el foco está puesto en el laboratorio catalán y de ahí saldrá todo lo que parece va a venir pronto, con el País Vasco tratando de que todo el territorio sea un puro ‘ cartel de muestra’ de su lengua.

El partido socialista hace ya tiempo que ha comenzado el extraño camino del suicidio político cuando elige raros compañeros de senda y deja que no se cumplan las sentencias y leyes que amparan el idioma oficial en territorio, todavía español.

En la manifestación del domingo en que los españoles catalanes o catalanes españoles, padres de familia y de toda condición, salieron a la calle a defender sus derechos constitucionales para que sus hijos reciban enseñanza de español, a los socialistas no se les vio.

Los demás partidos tuvieron allí a sus líderes con la notable excepción del líder de los ‘populares’ que se escondió en una reunión interparlamentaria, cuando su figura y voz deberían haber estado en el foco real de la situación española, que es grave y palmaria.

Como siempre los miedos pueden, las encuestas del por si acaso, también, y así los ‘populares’ se tientan la ropa, ofrecen encuentros en la tercera fase en el Senado a los que están rompiendo la nación y ellos se miran al espejo para recomponer una figura que se deja vapulear siempre por el descaro y la desvergüenza de aquellos que permiten que se trocee el país, hablan de la corrupción como si se tratara de algo necesario para invertir el dinero del paciente contribuyente, de los impuestos como un maná, de la administración como si ellos tuvieran poder para decir que aunque lo hagan mal, son los honestos y honrados, porque también los de la acera de enfrente, o se callan o les copian, aunque ellos tienen el poder de administrar el indulto y dárselo a los que creen conveniente, sobre todo si son correligionarios.

Un líder debe hacer frente a problemas graves como es este del idioma porque los que lo practican se sienten dejados de la mano de Dios por su Gobierno, no se cumplen las Leyes y se sienten perseguidos como si se tratara de un ‘racismo idiomático’, mientras los opresores siguen su camino hacia la escisión y la segregación.

Los ‘populares’ se equivocan, una vez más, ante el método de unas izquierdas que han perdido el norte de la política eficaz, distributiva y socialdemócrata, mientras que una derecha timorata, que se llena de erupciones cutáneas cuando les insultan con apelativos de extrema derecha, fascistas y demás lindezas, que dan resultado cuando no se pisa la calle ya que se avizora en lontananza el despacho radiante.

Por ahí se cuelan después todas las mociones de censura torticeras, los juicios de valor excluyentes y las equivocaciones ridículas cuando se vota en las elecciones. De tal manera que habrá que seguir aguantando el desfile de modelos ministeriales, las declaraciones infantiles de escolares fracasados, los gastos inútiles, los decretos ideológicos, los tics dictatoriales y más corrupción y desgaste de la unidad nacional.

«El nacionalismo es hambre de poder atemperada por el auto engaño», dijo George Orwell.
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