Mañana, cumplirá 25 años el Día Mundial de la Poesía establecido por la Unesco en su trecena Conferencia General (París, 26/10 a 17/11 de 1999), siendo su secretario general Federico Mayor Zaragoza, ese español poeta del que José Saramago, en prólogo a su poemario y libro-arte ‘En pie de paz’, afirmó: «Le debemos a este hombre, a este poeta, a este ciudadano, mucho más de lo que somos capaces de imaginar» y al que agradezco íntimo el poema en que nos dice a todos los ciudadanos y, en especial, a poetas y prosistas, a los escritores todos, que: «No podemos guardar silencio./ No podemos cerrar los ojos./ No podemos ni un día más/ dejar de decir/ alto y fuerte/ lo que sentimos y pensamos./ Alto y fuerte/ para que llegue/ a todas partes./ Y será la brisa permanente/ la que prevalezca/ sobre el viento huracanado./ No podemos guardar silencio/ ni cerrar los ojos,/ porque todos tenemos/ un futuro común./ Uno solo».
No, conciudadanos y, en especial, poetas y prosistas, escritores todos, no podemos guardar silencio, no podemos cerrar los ojos, ante la realidad del mundo, ante la cruel e indigna vida a que se condena u obliga a millones de seres humanos. Así siente y piensa este aprendiz –zote repetidor de curso– de vario género literario. Porque aun disienta de Antonio Gamoneda en su afirmación de que «La poesía no es literatura. Nace de la oralidad», sí he aprendido de él lo que, a punto fijo y seguido, igual afirmó, que: «Es una emanación para poder defendernos del mal».
Celébrese mañana y cada día el de la Poesía. Recuérdese, para leerla, el «Nulla dies sine línea», frase atribuida por Plinio el Viejo al pintor Apeles de Colofón y, a la hora de escribirla –o intentarla, cual es mi caso– hágalo cada cual desde su mejor espíritu y propio estilo. Yo prefiero, tanto para leerla como para intentarla, el lenguaje claro. Por ello adapto a los poetas, sea cual sea su relevancia y su nivel de excelencia, el ‘Lenguaje claro: de la cortesía del poeta (filósofo) al derecho de los ciudadanos’ título de la conferencia inaugural del XII Seminario Internacional de Lengua y Periodismo de la filósofa Adela Cortina.
Celebremos, sí, la Poesía cada día. Mas recordando que «para poder defendernos del mal» es preciso, como Gabriel Celaya verseó, decir «…las verdades:/ las bárbaras, terribles, amorosas crueldades». «No podemos guardar silencio», «No podemos cerrar los ojos», porque, además, la poesía, cual Benedetti dijo, «siempre será la verdadera alma del mundo». ¡Sea! ¡Siempre sea!
¡Salud!, y buena semana hagamos y tengamos.