La Diputación de León ha anunciado su intención de dotar a toda la estación de esquí de San Isidro con un sistema de nieve artificial. Se trata de una medida ambiciosa que busca garantizar la actividad turística y económica en la zona, en un contexto donde el cambio climático amenaza cada vez más la viabilidad de las estaciones de invierno. Actualmente, solo algunas áreas cuentan con cañones de nieve, por lo que la extensión de este sistema pretende asegurar una temporada más estable y competitiva. Se defiende la iniciativa como una inversión estratégica para el desarrollo económico local. No obstante, la medida no está exenta de controversia.
La generación de nieve artificial supone un alto consumo de agua y energía, lo que plantea serios interrogantes sobre su sostenibilidad. En un escenario de temperaturas en ascenso, incluso estos sistemas podrían volverse insuficientes. San Isidro necesita soluciones para garantizar su futuro, pero es imprescindible que cualquier inversión se haga con visión a largo plazo. Apostar por la nieve artificial puede ser una respuesta inmediata, pero no puede convertirse en un parche temporal que ignore la realidad del calentamiento global y sus consecuencias.