En el contexto político actual, caracterizado por la polarización y la incertidumbre, la defensa de la Constitución Española de 1978 se presenta como un pilar esencial para garantizar la estabilidad y el orden constitucional. La Constitución, que ha sido el marco normativo de convivencia durante más de cuatro décadas, es un acuerdo fundamental entre las diferentes sensibilidades políticas y territoriales de España, y su respeto es vital para preservar la cohesión social y el funcionamiento democrático. En un momento en el que se cuestionan instituciones clave, la Carta Magna debe servir como garante de las libertades y derechos dentro del Estado español. En ese sentido, resulta crucial que, más allá de las diferencias ideológicas, se recupere el respeto y el acuerdo en torno a la Constitución que tanto costó redactar primero y pactar después, hasta el punto de que es un referente común que no debe ser instrumentalizado para fines partidistas. Su defensa es necesaria para proteger la convivencia, la unidad de España y el futuro de las generaciones venideras. En tiempos de crisis, el Estado de derecho debe ser el punto de encuentro para todos.
Contra la instrumentalización de nuestra Carta Magna
Su defensa es necesaria para proteger la convivencia, la unidad de España y el futuro de las generaciones venideras, ya que en tiempos de crisis, el Estado de derecho debe ser el punto de encuentro
06/12/2024
Actualizado a
06/12/2024
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