La difícil digestión del día después de la manifestación

La modernización ferroviaria avanza en Valladolid y León, pero sin resolver un problema común: la división que las vías generan en ambas ciudades. En Valladolid, el soterramiento ha sido descartado definitivamente por su alto coste, optando por una remodelación en superficie. En León, la estación renovada mantiene las infraestructuras sin grandes cambios urbanísticos. La futura estación de Valladolid contará con un nuevo edificio de viajeros y mejoras en accesibilidad e intermodalidad, pero sin eliminar la histórica fractura urbana que suponen las vías. Se plantean soluciones en superficie, como pasarelas y urbanización del entorno, pero difícilmente lograrán la integración que permitiría el soterramiento. En León, la llegada de la alta velocidad trajo mejoras en la estación, pero no resolvió la barrera ferroviaria. La ciudad ha aceptado una modernización funcional sin una transformación profunda de su espacio urbano. La gran diferencia radica en la inversión y la ambición de cada proyecto. Valladolid recibirá más de 250 millones de euros, mientras León ha optado por una renovación más modesta. Ambas ciudades seguirán condicionadas por el ferrocarril. Sin soterramiento, el progreso será parcial, y la integración urbana quedará pendiente.