El proyecto de integración de Feve en su acceso al centro de León es la máxima expresión del arte de pasarse la pelota que tan bien manejan nuestros políticos. Quien gobierna bloquea y quien se opone se exige, pero se intercambian los papeles con asombrosa facilitad en cuanto las urnas lo mandan y borrando de su memoria todo lo anterior.
El PP exige ahora el tren-tranvía, pero olvida que hizo saltar por los aires el proyecto eliminando sus dos ramales al Hospital y la Universidad y no incluyendo de nuevo el tramo entre Padre Isla en la Red Ferroviaria de Interés General. O judicializando la compra de los convoyes sin pensar siquiera en una nueva licitación.
El PSOE acusa acertadamente al PP de todo ello, pero olvida que el proyecto se diseñó a marchas forzadas para difuminar el fracaso del tranvía municipal con seis líneas por toda la ciudad. Y no se acuerdan tampoco de que hasta 2018 eran ellos quienes exigían el tren-tranvía que tampoco han licitado y para el que no han aprobado aún la normativa pese a estar ya redactada.
Y ahí sigue la UPL, acomodada en la oposición municipal sin necesidad de dar trigo.