Es decir presupuestos y se dispara la tensión en todos los escenarios políticos. Ayer, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, en minoría desde el pasado mes de julio, pidió a los grupos de la oposición «mente abierta y dejar las líneas rojas y las posturas irrenunciables» para aprobar el techo de gastos y tramitar después «unos buenos» Presupuestos para el próximo año, si bien apostilló que, en caso de no ver luz verde, «no están condicionados al fin de la legislatura» y que su objetivo es agotar el mandato. Como con los entrenadores de fútbol, a veces el hecho de que algo sea ratificado quiere decir en realidad todo lo contrario. No es la primera vez que por culpa de no poder aprobar unos presupuestos se convocan elecciones autonómicas (sin ir más lejos, la anterior ocasión en que tuvimos que pasar por las urnas) así que son normales las dudas ante posibles estrategias electorales, máxime cuando la división es tal en el pleno de las Cortes. Será verdaderamente complicado porque, aunque consigan medallas que colgarse en las negociaciones, los partidos de la oposición saben que si Mañueco lograra la mayoría para sacar adelante las cuentas autonómicas exhibiría tal poder de diálogo que estaría dando un paso de gigante para mantenerse en el cargo.
El largo e incierto camino de los presupuestos
Mañueco pide a la oposición «mente abierta» para aprobar el techo de gasto y afirma que las cuentas «no están condicionadas al fin de la legislatura» en el caso de que no puedan ser aprobadas
16/10/2024
Actualizado a
16/10/2024
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