Hace no mucho tiempo, analizábamos en estas mismas líneas cómo la sangría demográfica que padece la provincia de León tiene causas vegetativas más que migratorias. No en vano, nuestra tierra ha logrado encadenar ya seis años en los que llega más gente de la que se marcha. El problema está por tanto en la importante diferencia que hay entre el número de nacimientos y muertes que se producen en nuestra provincia.
Pero también hay que tener en cuenta las diferencias en la evolución interna del censo de nuestra provincia, sobre todo entre los grandes municipios y el medio rural. Concretamente, los datos publicados hoy por este periódico reflejan que el crecimiento demográfico que están experimentando los núcleos más urbanos no logran compensar la pérdida de los pequeños pueblos. De este modo, más del 90 por ciento de los ayuntamientos leoneses se enmarcan dentro de la crisis demográfica en la que está inmersa la provincia. Sin embargo, hay una puerta abierta a la esperanza, ya que una veintena de municipios han ganado población a largo plazo, en la última década, y deben ser ejemplo a seguir.