Los vuelos no son solo para el verano

A demasiadas personas hablar de aviones les suena a hablar de vacaciones, a destinos exóticos, a viajes de placer, al premio por el que trabajan durante todo el año. Así es como se ha concebido, entre otros, el aeropuerto de León, que salvo el vuelo de Barcelona, el único históricamente asentado en el panel de salidas y llegadas del aeródromo leonés, el resto de su programación parece enfocada al ocio más que al trabajo. Sólo así se entiende que se concentre en verano toda la variedad de destinos y frecuencias, dejando el resto del año una infraestructura tan extremadamente cara como es el aeropuerto en una situación de ‘vacío’ que ha generado muchas críticas. Bien está que vayan creciendo los vuelos, como es el caso del Mallorca, que ya no será únicamente estacional, pero el futuro del aeropuerto leonés depende de que se enfoque también al mercado laboral, a las posibilidades que ofrece como dinamizador económico, aspecto este en el que destaca la necesidad, que ya no una simple alternativa a estudiar, al transporte de mercancías, lo que serviría como palanca para el crecimiento de muchas empresas leonesas.