Pese al abuso de convocatorias, pese a que sólo se podían empeorar las cifras de hace cinco años (del amago de hacer tres, con un paro matutino y una manifestación vespertina la verdad es que nadie se acuerda) la protesta de ayer sacó a decenas de miles de leoneses a las calles para exigir un futuro para esta provincia.Sobran los motivos, se mire por donde se mire, y resulta muy discutible la presencia de determinados partidos, de determinados líderes, como si aquí la responsabilidad fuera solo del aire, de las heladas o del acento de los habitantes de esta provincia. Hubo muchos errores en la convocatoria, no le cabrán dudas ni a los protagonistas, pero lo que resulta indudable es que los leoneses están hartos de la situación que vive su provincia, que los mensajes a que sepamos vender mejor lo nuestro y no hablemos tanto de nuestros defectos son auténticas faltas de respeto, política naïf, porque el INE no admite demasiadas discusiones, y también está fuera de toda duda que esa justificada frustración, ese justificado sentimiento de rechazo a las principales instituciones que no han cumplido con lo prometido, ni desde Valladolid, ni desde Madrid ni desde Bruselas, quiere ser rentabilizado por algunas fuerzas políticas y evitado por otras. Por eso mismo, los responsables de la convocatoria se ven ahora en la obligaciones de no cometer nos grotescos errores del pasado y responder a la pregunta del temido «Y ahora, qué?».
¿Y ahora qué?
Miles de leoneses respaldaron ayer la protesta, cuyos convocantes no se deben perder en guerras de cifras ni comparar con otras anteriores sino esforzarse por no cometer los errores del pasado
17/02/2025
Actualizado a
17/02/2025
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