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El huerto de Natalka en Fabero

15/03/2022
 Actualizado a 15/03/2022
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Comienza a caer la noche sobre el pueblo. Las luces brillantes y potentes de las farolas con sus melenas despeinadas descubren aceras y plazas empedradas holladas por caminantes en busca de remedio para combatir el colesterol, el azúcar y los triglicéridos.

La noche alimenta estómagos vacíos aún dolidos. Esta noche que no es la misma noche en la que cruzaban carromatos tiznados de estrellas equitativamente repartidos entre el castillete del Pozo Viejo y el del Pozo Julia , más conocido el último por el Pozo Vertical o simplemente el Vertical para los habitantes de la villa, muy cercano a los elegantes castañares de La Fuentina donde el agua en verano goteaba con una pereza descarada y los botijos hacían cola entre inquietos lagartos al tiempo que las madres tejían gruesos jerseys para el invierno y los niños jugábamos al escondite.

Comienza a caer la noche. Leche muy caliente y papillas más galletas que crujen o tortitas de arroz cenan varios niños ucranianos refugiados en las viviendas del Pozo Julia cedidas por el Ayuntamiento, las cuales han acogido su hambre, su cansancio, la enorme tristeza de sus ojos nublados por las lágrimas y litros de frío viajeros en sus desvestidas espaldas, así como el recuerdo amargo amasado en una artesa grande con el pánico originado por el sonido terrorífico de fusiles, bombardeos y ataques aéreos como el que derruyó un hospital infantil y una maternidad el 9 de marzo en Mariupol. Todo debido al ‘rey del botox’, conforme se conoce hace un tiempo al desalmado Putin. Todo por su culpa y la de sus adláteres, tal sucede con el patriarca de la iglesia rusa, Kirill, quien hace caso omiso a la súplica en favor de la paz entre ambos países del primado de la iglesia ucraniana, Epifanio.

Pero regresando a nuestros refugiados. Las tres familias aludidas han sido recibidas con los brazos abiertos por los vecinos del municipio; ellos, cáritas, el Ayuntamiento y otras personas solidarias se han implicado en tan severa problemática. Los niños ya están escolarizados y todos los familiares poseen cobertura sanitaria. Algo más de tiempo lleva gestionar ‘el papeleo’, si bien, «ha mejorado la legislación para situaciones así», señala la alcaldesa, Mary Paz Martínez, quien con toda rapidez ha ordenado enmudecer las sirenas cuyo sonido, tratando de recordar nuestro pasado minero, asustaban al máximo a los pequeños, pues lo asociaban con la guerra en su país.

Estas tres familias ucranianas poseen la atención de toda la gente faberense pero de manera particular una pequeña con síndrome de down (sd) y una anciana (creo no equivocarme si digo que se llama Natalka) la cual pide un pequeño huerto para cultivar sus fresas, maíz, pimientos, tomates, algo de trigo y unos girasoles. Ya hay varias personas con algunos terrenos hortícolas en ese entorno que se lo han ofrecido.

La noche ha cedido al día. Seis pinzones revolotean en los alféizares de las casas del Vertical. Tardarán bastante aún en florecer los girasoles, pero no fallarán, querida Natalka, Natalka querida.
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