13/05/2015
 Actualizado a 07/09/2019
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No soy, ni mucho menos, un erudito del arte. Vale. Pero, como todos, sí que tengo claro cuando una obra me gusta mucho… y cuando no me ‘dice’ gran cosa…

Puedo quedarme un buen rato embobado ante, pongamos por caso, Las Meninas de Velázquez o la Piedad de Miguel Ángel, y recorrer en apenas veinte minutos galerías que otros tardan horas. Pero, sea como fuere, es increíble lo que el ser humano es capaz de hacer con sus manos, partiendo de cero.
Cuando hablamos de arte contemporáneo, y aunque te pueda parecer extraño, hay ocasiones en las que me resulta tremendamente difícil decir si esas obras me gustan o no; y eso sin contar la de veces que ni tan siquiera las ‘entiendo’…

Una amiga, historiadora del arte, me decía hace ya algún tiempo que el arte no deja de ser una forma de expresar ideas; y que el contemporáneo es tan complicado como lo son las mentes de los propios artistas a la hora de transmitir esas ideas. Desde luego, da qué pensar.

Supongo que conozcas el Musac, una de las ‘tarjetas de visita’ del León más actual. Por fuera… y también por dentro, digo. Y si no, no lo dudes: visítalo; te sorprenderá.

Es más, date una vuelta de vez en cuando, que siempre se descubren nuevas sensaciones. Y te darás cuenta, entonces, de todo un ‘universo’ que se abre más allá de lo evidente; de formas insólitas de concebir una idea; de lo estrecho de miras que, en definitiva, puede uno llegar a ser en muchas ocasiones…

Además, este es un año muy especial para un Musac que abría sus puertas el 1 de abril de 2005. Cumple, pues, su primera década de vida, en la que contado con más de un millón de visitas en un centenar y medio largo de exposiciones, que se dice pronto…

Y, tras este tiempo, se ha consolidado ya como un referente artístico, recopilando una colección que cuenta con alrededor de 1.600 obras, firmadas por más de trescientos autores desde las últimas décadas del siglo XX hasta la actualidad. Una colección que el museo no solo se encarga de conservar, sino también de difundir y de llevar a cabo una labor de estudio en torno a ella. Todo un lujo que, quizás, no siempre valoramos como se merece.
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