04/10/2024
 Actualizado a 04/10/2024
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Vivimos un momento histórico que dentro de décadas se estudiará en los libros de historia. Un auténtico cambio de ciclo económico y social cuyo Genesis se tomará en la pandemia de la Covid19 y a partir de la cual, se suceden y se sucederán una serie de acontecimientos inéditos a los que estamos asistiendo en estos momentos y seremos protagonistas, sufriendo los daños colaterales para bien y para mal.

Es alucinante cómo la historia se repite casi a pies juntillas y casualidad o no, recordemos la pandemia de 1918, los conflictos globales de principios y mediados del siglo pasado, los episodios de hiperinflación, la bonanza económica de los felices años 20 ejemplificada en una bolsa americana disparada hasta el crack de 1929, el aumento de los nacionalismos y autoritarismos... Igual soy un poco negativo, pero todo me está pareciendo un ‘revival’ de aquello.

Para quien aún albergue esperanza y crea que soy excesivamente pesimista, les recuerdo que tenemos una guerra en plena Europa contra una potencia nuclear dirigida por un sociópata, otra guerra en Oriente Medio con dos posibles potencias nucleares (Israel mantiene su política de ambigüedad nuclear e Irán se desconoce si dispone de algún arma nuclear) que luchan una por su propia supervivencia y otra por extender el terrorismo islamista tanto en oriente como en occidente.

A todo esto, China ha prometido recientemente la «reunificación completa de la madre patria», lo que significa anexionarse la isla de Taiwán. Otro foco de tensión y provocación hacia Estados Unidos y sus socios occidentales, mientras la misma población estadounidense se debate en la mayor polarización desde 1861 a las puertas de unas elecciones presidenciales, en las que uno de sus candidatos ha sufrido al menos 2 atentados y cuyos partidarios, recordemos, ya asaltaron el Capitolio de los Estados Unidos.

Lo más preocupante es que, tal como ocurrió el siglo pasado, la situación económica y social empuja a los ciudadanos a posicionarse cada vez más en los extremos, abandonando la razón para centrarse en liderazgos personales, siguiendo, apoyando y, a la postre votando a quien con más o menos demagogia y discurso agresivo, represente y ponga voz a todas esas frustraciones, miedos y odios, en uno u otro lado del espectro político, más ‘espectro’ que nunca.

Escuchen a los jóvenes y se sorprenderán de que cada vez son más los que se declaran partidarios de una reducción de libertad y de democracia, a favor del ‘liderazgo natural’ de alguno o alguna que les diga lo que quieren oír y les prometa seguridad, orden, volver a un pasado glorioso o tomarse alguna revancha histórica. 

Una elección de dictadura de forma libre y voluntaria, tal como ha sucedido en innumerables ocasiones y que sabemos, porque tenemos ejemplos suficientes, cómo terminan esas aventuras autoritarias.

Por desgracia, como no se escarmienta en piel ajena y son ciclos que responden a complejos comportamientos sociales, no nos quedará más remedio que repetir errores del pasado.

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