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Embutidos Coladilla

12/02/2025
 Actualizado a 12/02/2025
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Hace ahora treinta años –se cumplen pasado mañana–, el 14 de febrero de 1995, abría sus puertas ‘Embutidos Coladilla’, un proyecto familiar que había comenzado mucho antes… Allí, en la localidad de la Montaña Central que les da nombre –a unos cuarenta kilómetros al norte de la capital leonesa, en el municipio de Vegacervera–, Miguel Ángel Prieto Gabela y su hermano Jaime habían acondicionado –todo lo que pudieron, con sus propias manos– una casa que había sido de su abuelo para convertirla en una pequeña fábrica. Habían empezado por probar, casi como si se tratara de una matanza casera… y, alentados por su entorno más cercano –y muy especialmente por su madre, Genoveva– su idea fue, poco a poco, saliendo adelante…

Unos años más tarde, en 2001, Jaime abandonó el negocio, y Miguel se hizo cargo de todo; y apostó, además, por abrir un mesón justo enfrente, a cuya cabeza se encuentra hoy Luci, su mujer. «He tenido que ir aprendiendo sobre la marcha», me decía Miguel, hace ya un tiempo, cuando tuve ocasión de visitar la fábrica, en donde se produce salchichón, chorizo, lomo, longaniza de chivo…

En la planta de arriba –que, en tiempos, fue el pajar– se encuentra el obrador, en donde nacen sus productos. Allí llega la carne, se limpia, se trocea, y se echa, primero en la picadora y, a continuación, en la amasadora; y el picadillo resultante se pone después en la tolva, y se embute.

En el sótano –en su día fue la cuadra–, está el secadero, natural, en donde maduran los embutidos; y, al lado, un ahumadero para la carne que necesita humo (panceta, costilla…).

Desde que se embute, pongamos por caso, el salchichón –que es, sin lugar a dudas, su producto estrella–, hasta que sale a la venta, puede pasar como mes y medio… o algo más. ¿Que cuál es su secreto? Eso te lo tendrá que decir Miguel… pero, desde luego, el cuidado, el esmero, el mimo con el que trabajan en todo momento, seguro que tiene algo que ver…

Lo mejor de la fábrica, por cierto, está también arriba: la tienda, claro.

 

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