Indignación total o jolgorio grandilocuente. Qué pavor. Los Oscar son al séptimo arte lo que este CIS a la sociología; aportación nula. Hitchcock no tiene ni uno, ni Leone, ni Burton, ni Fincher (‘Seven’, ‘El club de la lucha’ y ‘Zodiac’ ni nominación). Hawks y Lynch lo tienen honorífico (agárrate los machos, que cuando ‘Mullholland Drive’ se lo ganó Ron Howard), Chaplin por banda sonora, Kubrick por efectos especiales, Scorsese sólo por ‘Infiltrados’, no por ‘Godfellas’, ‘Taxi Driver’, ‘Toro Salvaje’, ‘Casino’… y a Nolan lo odiaban hasta el año pasado. La trilogía del dólar ni la miraron. El año de ‘Shakespeare in Love’. Y hemos visto como en ediciones con cine sobresaliente se alzaban ‘CODA’, ‘La Forma del Agua’, ‘Spotlight’, ‘Argo’, ‘The Artist’, ‘En Tierra Hostil’ o ‘Crash’. Estos premios no son tal, sino una campaña, plagada de política, zancadillas y odios personales. ‘Emilia Pérez’ trece nominaciones. Pues vaya sorpresa. Un circo.
Seguramente no hayan ejercido su voto ni la mitad. Bastante tendrán con sus casas quemadas, el susto o la familia. Ahora les dice Trump que si California no aprueba ciertas leyes, ni un dólar. Esto suena a ómnibus mamotreto con todos los chirimbolos, o nada para nadie, la culpa es de ese y el muro lo pagarán los mexicanos. Pensar que Junts puso la razón. Chulánganos sólo separados por un océano.
Se podría decir que Juan Carlos Ortega se supera cada noche, pero yo creo que a Ortega lo superan cada día. Tiene un talento inigualable, pero se han propuesto hacerle competencia. Como pusieron a Broncano para fastidiar a Motos; con tu dinero a disputarle. Diríase pobres de nosotros, pero en julio de 2023 se escogió sabiendo.
Al menos ‘Pedro ómnibus’ tiene las federaciones controladas, y bien controladas. Cinco ministros han aterrizado, no para ganar, sino para no incomodar. Carlos Martínez tiene difícil hacer olvidar el dedazo monclovita. Poco le queda para comprobarlo. Elegir entre un sanchista aún más sumiso, un presidente inane y tuercebotas, un ultramontano doctrinario, un morado de pelo demasiado planchado y un Igea en rabia permanente. Prefiero enervarme con los Oscar.