07/09/2024
 Actualizado a 07/09/2024
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Cerré el verano,

doblé la maleta con la última luz.

Aún siluetas oscuras

en el rombo del alféizar.

Me pareció ver,

ensimismada,

la sombra de mi madre.

Ausente como una lágrima.

El tiempo traza pausas

y erosiones.

Al fondo,

cruzando el patio,

se oyó el silbato prístino

de un tren sin viajeros

y los niños,

cual centellas,

iluminaron de dulzura los abedules.

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